Fecha: 23 Septiembre 2008
Google es el campeón mundial de publicidad en Internet, sobre todo gracias a los anuncios relacionados con el contexto, técnica que aprovecha el buen tino del sistema de búsqueda inventado por la compañía. Los anunciantes no disparan al azar, ni se incomoda a los usuarios con anuncios que no les interesan para nada, pues se muestran mensajes publicitarios seleccionados según lo que el internauta va buscando o el contenido de la página que ha querido consultar. Google explota este procedimiento en sus propias páginas, así como en numerosos sitios de Internet que usan su sistema de búsqueda o le facilitan espacio publicitario.
Google cobra a los anunciantes por la opción de que aparezca su mensaje en las páginas o resultados de búsquedas sobre los términos que interesen a cada uno. Así, hasta ahora unos resultados o una página sobre “aborto” podía llevar publicidad, gestionada por Google, de grupos favorables al aborto o de una clínica que lo practica, pero no de grupos pro-vida de inspiración religiosa, porque la política de Google era excluirlos.
En marzo pasado, el Parlamento británico se disponía a debatir la reforma de la ley sobre embriones y fecundación artificial, que afecta también a la regulación del aborto, y el Christian Institute quiso anunciarse para atraer visitantes a su web, donde había incluido información sobre el proyecto legislativo. Intentó comprar a Google la opción de aparecer, en relación con el término “aborto”, con un anuncio que diría: “Ley del aborto en Gran Bretaña: noticias y comentarios clave del Christian Institute”. Google no lo permitió.
En abril Christian Institute presentó una demanda contra Google por discriminación religiosa. No se llegará a juicio, porque Google ha decidido resolver la disputa mediante acuerdo amistoso con la otra parte y cambiar su política. Ya permite anuncios pro-vida de grupos de inspiración religiosa, con tal que los mensajes aludan a hechos y no sean emotivos ni gráficos. Google aplicará estas nuevas normas en todo el mundo.
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