17 septiembre 2008

103/08: Religión sin libertad

La libertad religiosa no es simple libertad de conciencia o pensamiento

Por Àlex Seglers

Entre los planes del Gobierno hemos sabido que figura el legislar sobre el aborto y la eutanasia, y modificar la Ley Orgánica de Libertad Religiosa (LOLR), aprobada en 1980.

Son tres medidas de amplio calado, que siguen la hoja de ruta secularista de la pasada legislatura, caracterizada por politizar con fines electorales la relación del Ejecutivo con la Iglesia Católica.

Después de las elecciones y del último Congreso del PSOE, se pensaba que estas iniciativas pretendían desviar la atención del personal para no afrontar, así, otros retos políticos más urgentes.

Pero con la fuerte crisis económica, al Gobierno se le presentan dos caminos: azuzar el anticlericalismo –algo irresponsable y extemporáneo en nuestros tiempos–, u olvidarse de sus veleidades laicistas respondiendo a la crisis. Visto lo visto, ha optado por ambos caminos.

Dejo de lado el aborto y la eutanasia, pues hay otros autores que se están ocupando ya con rigor. Me centraré en el que mejor conozco: el de la reforma de la LOLR.

Ciertamente el Congreso puede modificarla. Se trata de una ley más técnica que ideológica. Pero el Gobierno lo tiene complicado, porque en la agenda de los partidos de la oposición no figura volver a regular el artículo 16 de la Constitución.

En puridad, podemos seguir con la vigente ley de 1980. Lo que conviene es respetar los Acuerdos de 1979 firmados con la Santa Sede, desarrollar los suscritos en 1992 con las minorías y adecuar toda la legislación sectorial que les afecta.

La tentación de modificar la LOLR no es nueva. El grupo parlamentario de ERC ya presentó una Proposición de Ley Orgánica la pasada legislatura que no incidía en el laicismo ni en cuestiones morales. Se intentaba adecuar el Registro de Entidades Religiosas y los Acuerdos con las confesiones a la realidad competencial autonómica y municipal.

Sin embargo, las pretensiones del Gobierno no van en esta línea. Se pretende dar un salto enorme cambiando el concepto de libertad “religiosa” por el de libertad de “conciencia”. Y esto no es una cuestión técnica, sino ideológica.

Tanto en la tradición jurídica continental como en la Common Law se ha avanzado mucho en la protección de la libertad de religión, considerada el parámetro fundamental para medir la calidad democrática de los Estados occidentales.

Esto ha sido posible porque siempre se tuvo claro que la religión debía ejercerse, precisamente, en libertad. Nunca se tuteló como una libertad vacía, meramente intelectual, subsumible en la libertad de conciencia o de pensamiento. Al contrario: se concibió como una libertad propia, porque su contenido y su objeto remitía a algo tan importante como la religión.

Si ahora que se anuncia el aborto y la eutanasia se hace desaparecer del patrimonio jurídico de las personas la protección de la libertad religiosa, en vez de avanzar habremos retrocedido hasta el pleistoceno en nuestra calidad cívica y democrática.

Fuente: forumlibertas

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