Carta Dominical del cardenal arzobispo de Barcelona en que afirma que el aborto es "un tema de civilización".
Al afirmar que no es un tema meramente político, también debiéramos añadir que no es un tema meramente confesional. De todos es conocida la doctrina católica sobre el aborto. Se trata también de un tema de civilización, de ética social.
Ante tal consideración, hemos de recordar que el grado de humanización de una sociedad puede medirse sobretodo por el respeto que manifiesta en sus leyes a la vida humana y por la manera que tiene de acogerla.
Dirijo mi palabra sobre todo a los legisladores católicos. Pero no a ellos en exclusiva, porque –repito- este es un grave problema de humanización y de civilización, que ha de interesar a toda persona preocupada por la vida humana desde su inicio hasta la muerte natural, por la persona y por el reconocimiento de su dignidad y de sus derechos.
Los legisladores católicos, siguiendo los dictados de su propia conciencia, tienen un amplio ámbito de autonomía en la aplicación prudencial de las normas de su fe en la práctica política cuando se trata de temas que no tienen la gravedad de la cuestión que ahora nos ocupa.
Pero en el tema del aborto la conciencia queda gravemente comprometida en el sentido de hacer todo lo posible para que el derecho a la vida sea efectivamente reconocido en la legislación positiva de los Estados.
Como dijo Juan Pablo II, “la promoción de la dignidad humana implica sobre todo la afirmación del derecho inviolable a la vida, desde su concepción hasta la muerte natural, el primero de todos y la condición para todos los demás derechos de la persona”. Y
+ Lluís Martínez Sistach, cardenal de Barcelona
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