30 mayo 2008

56/08: "La transformación de la verdad"


Artículo publicado en "La Verdad" el 18 de abril
Rafael Alvira, catedrático de Filosofía y director del Instituto Empresa y Humanismo.


Dice Alexis de Tocqueville que la gran pasión democrática es la igualdad. A mi modo de ver, la razón de ello está en que con el concepto de libertad que se abre paso a partir de la Ilustración, la igualdad se convierte en una pieza fundamental. En efecto, la Ilustración entiende la libertad como autonomía independiente del sujeto individual, y la consecuencia de esa manera de entender las cosas es que si no hay igualdad la libertad de cada uno esta amenazada por la de aquellos que hayan desarrollado mayor poder, por tener mejores condiciones físicas, intelectuales o circunstanciales.
Como es bien sabido, la democracia moderna ha seguido dos líneas principales: la norteamericana y la continental europea, derivada sobre todo del pensamiento francés. La versión americana pone, a tenor de la fórmula democrática fundamental -libertad e igualdad- mayor énfasis en la libertad individual, mientras que la continental europea se inclina progresivamente a una mayor insistencia en la igualdad. Sin embargo, el fracaso del modelo comunista y de la fórmula económica socialista, ha hecho que la inspiración democrática norteamericana haya crecido en influencia y en prestigio en los últimos años.
Con todo, la concepción moderna e ilustrada de libertad muestra su debilidad también en la rapidez con que ha suscitado una nueva izquierda igualitaria en Europa y otras partes del mundo. Una prueba bien clara la tenemos actualmente en España. El socialismo clásico está agotado en sus principios ideológicos, pero no está acabada la izquierda y ello por la simple razón de que la existencia de una derecha liberal la mantiene en vida. Y tanto mas grande y amplio parece el triunfo de ese liberalismo, tanto más grande y amplia es la respuesta izquierdista.
Del mismo modo que el liberalismo ha acabado triunfando sobre el socialismo clásico, volverá sin duda a triunfar sobre la respuesta izquierdista actual, pero, una vez más la victoria volverá a suscitar una respuesta cada vez mas dura. Toda la modernidad es impensable sin el concepto moderno de libertad, pero ese concepto, como hemos dicho, genera siempre los gérmenes que dificultan su vida. Esos gérmenes son la consecuencia lógica del planteamiento y conducen al socialismo, pero al final siempre el remedio es peor que la enfermedad.
La situación actual puede considerarse como la de un intento desesperado de encontrar una expresión radical de la libertad que sea compatible con el radicalismo izquierdista democrático. En esa tarea están empeñados, en el fondo, pensadores liberales y socialistas. A mi modo de ver el único resultado posible se está empezando a entrever y es devastador parar el ser humano y la sociedad.

55/08: La Isla de las Almas perdidas

El gnosticismo desinhibido

Por Juan Orellana

Cada vez está más claro que tenemos que cambiar de mentalidad y convencernos y habituarnos a pensar que estamos instalados en una era neo-pagana. Y punto. Desde esa perspectiva tratemos de aproximarnos a la experiencia que debieron vivir los primeros cristianos de Roma. Es decir, ya no se trata tanto de lamentarse del vaso que se va vaciando, sino de pensar en el vaso que está por llenar.

Si nos aproximamos a La isla de las almas perdidas, película que se estrena esta semana, con la mirada de un cristianismo hegemónico, la película nos parecerá un ataque frontal y provocativo a las enseñanzas de la Iglesia; si lo hacemos como quien mira un producto cultural pagano, encontraremos un par de elementos recuperables y de interés.

Primero veamos de qué va la película. Detrás de ella está la productora danesa de Lars von Trier, Zentropa, impulsora del movimiento Dogma, que rompe su trayectoria y nos sorprende con una entretenida película de aventuras para adolescentes dirigida por Nikolaj Arcel. Con una esmerada producción y brillante puesta en escena, la película nos cuenta las peripecias de Lulu, una chica de 14 años que tras jugar a la ouija descubre que su hermano Sylvester está poseído por Herman, un hombre que murió hace siglo y medio, y que pertenecía a una Logia que luchaba contra el Mal.

Aunque la película tiene muchos referentes cinematográficos como Harry Potter y evidentes homenajes a las películas de Spielberg E.T. y Encuentros en la Tercera fase (el final está casi calcado), lo que parece claro es que aquí se da un paso más en lo que a "metafísica postmoderna" se refiere, ya que los parámetros en los que se mueve la narración aparecen muy perfilados: existe un más allá, al que se accede por medios esotéricos como la ouija, el alma existe y sobrevive a la muerte corporal, que es posible la transmigración de las almas o metempsicosis, el bien y el mal son entes abstractos que se enfrentan como "la luz y la tiniebla", y que finalmente todo se juega en unos ritos cabalísticos que nada tienen que ver con los intereses humanos. La cinta entronca también con la actual moda de películas de logias secretas, ritos ancestrales, libros sagrados y lenguas arcanas.

Lo que es importante señalar es que si en Harry Potter todo tiene el halo de un cuento fantástico, aquí sin embargo la magia negra y el espiritismo son tomados en serio, como un dato más de la realidad. En ese sentido, toda la trama se desarrolla desde unos parámetros paganos y neognósticos, y propone una aproximación tenebrista y atea al mundo de las almas y de lo sobrenatural. Es cierto que el film expone la necesidad de una salvación del poder del mal, y de una salvación que va más allá de nuestra condición terrenal, pero lo hace sin que el cristianismo haya dejado la más mínima huella en las concepciones de fondo. De hecho, incluso la descripción del alma responde a planteamientos de sabor materialista.

La película es muy entretenida y está bien hecha. Cada uno sabrá si es lo quiere que vayan a ver sus hijos.

28 mayo 2008

54/08: De una familia sin fe al sacerdocio

El 3 de mayo se ordenaba sacerdote Abraham, de 29 años; cuenta cómo conoció la fe y creció en ella con los Scouts de Europa.

Nací -hace ya 29 años- en una familia que no cree en Dios. Mis padres estaban bautizados y se casaron en la Iglesia, pero, en realidad, no tenían fe. Decidieron no bautizarme, y nunca me hablaron de Dios.

Tengo una familia maravillosa, no puedo quejarme, siempre me ha querido y cuidado y, sin saberlo, me educaron con valores muy cristianos. Aún así, hoy veo que, al faltar la fe, vivíamos demasiado encerrados en nosotros mismos. Es lógico: no había nada que nos impulsara a salir de nosotros mismos con gratuidad. [...]

Cuando tenía 9 años nos mudamos a Madrid. Fue un poco difícil llegar a una nueva ciudad, un nuevo barrio, un nuevo colegio... De hecho, apenas hice amigos y pasaba el tiempo perdiéndolo en casa con la tele y el ordenador. Allí tenía a mi hermano, que es tres años menor que yo, y con eso me conformaba.

Aburrido entre semana, con la familia en sábado y domingo

Mis padres trabajaban mucho y estaban muy poco tiempo con nosotros durante la semana; eso sí, el fin de semana aprovechaban para dedicarnos todo su tiempo, y tengo muy buenos recuerdos de todas las excursiones que hacíamos. No parábamos.

Pasé algo más de un año así: aburrido durante la semana y relacionándome sólo con mi familia. Necesitaba otra cosa, pero no sabía qué, porque nunca había probado otra cosa. Habría acabado siendo el personaje más aburrido del planeta de no ser porque Dios tenía una sorpresilla preparada.

Batallitas de padre scout

De repente, un día mi padre se puso a hablar de lo bien que se lo pasaba cuando estaba en un grupo scout en Bélgica, donde vivió algunos años; no hacía más que contar aventuras y, claro, eso a mi hermano y a mí nos llamaba muchísimo la atención. ¡Aventuras! Enseguida le dijimos que nos apuntara a un grupo de esos.

Y resulta que en la parroquia que estaba al lado de mi casa había un grupo scout. De hecho, mi padre nos habló aquel día de los scouts de su infancia porque vio a los de aquella parroquia jugando en un parque cercano. Nos apuntó allí creo que sin saber muy bien que aquel grupo era seriamente cristiano. Aquella decisión cambió mi vida para siempre.

Imaginaros la situación: un niño de 10 años que sólo sabe de Dios de oídas, se mete en una parroquia y empieza a ver novedades por todas partes. ¡Todo es fascinante! Entrar en la manada fue toda una aventura, era entrar en un juego que duraba toda la vida y en el que yo era un personaje protagonista: el lobato, Akela, Bagheera, el hermano gris...

“¿Quién será ese tal Jesús?”

Pero no fue sólo el juego lo que me fascinó. Resulta que al inicio de cada reunión se recitaba una especie de poesía a un “señor” que yo no sabía quién era. Se trataba de la oración de san Francisco de Asís y se dirigía a Jesucristo. Aquello sí que fue todo un descubrimiento: ¿quién será ese tal Jesús? Como yo era un niño muy callado y tímido, no preguntaba mucho, sólo me limitaba a recibir lo que me quisieran explicar.

Pero llegó el día de hacer la promesa del lobato y, claro, para hacerla había que estar bautizado. Cuando me preguntaron si estaba bautizado yo no tenía ni idea de qué era eso, así que no sabía si lo estaba o no lo estaba. Pregunté en casa y “descubrí el pastel”. No estaba bautizado.

Entonces sí que empecé a preguntar cosas: ¿qué es eso del bautizo? ¿para qué sirve? Mis jefes de manada fueron explicándome muchas cosas y así, poco a poco, fui descubriendo a Dios. Recuerdo que lo primero que aprendí es cuando mi Akela me explicó qué era rezar y por qué se hacía la señal de la cruz.

Descubrir la comunión y la comunidad

Me bauticé con 12 años y desde ese momento, jugando y viviendo la aventura scout, fui descubriendo más y más a Dios.

Luego vino algo más difícil: enterarme de qué era eso de la “comunión”. Los scouts no son un grupo de catequesis, sino que viven su fe en sintonía con su aventura. Dios no es algo ajeno al escultismo, sino que forma parte de él.

Ser un auténtico scout es como ser un cristiano aventurero, estar en un grupo scout es estar en una comunidad cristiana. Así que, para poder ser un buen scout, necesitaba ir a catequesis y aprender más en profundidad sobre Dios, hacer la comunión, porque, si no, no podría serlo.

Yo lo que quería era ser como mis jefes, ellos eran mi modelo a seguir, y ellos iban a misa, comulgaban, rezaban... y estaban siempre alegres, eran serviciales, simpáticos, sabían hacer un montón de cosas divertidas, nos enseñaban un montón de técnicas y juegos...

La mentalidad de un niño de 12 años no da para hacer muchas teologías, así que mentiría si dijera que lo que deseaba era amar a Dios, convertirme, renacer en Cristo... No. Lo que yo quería era ser como mis jefes.

Imaginad, pues, lo importante que es que un jefe scout sea un cristiano convencido y coherente, en él se fijan todos los chicos que tiene a su cargo, él es su modelo. De poco sirve ser un campista especializado y saber técnicas de supervivencia. Eso sólo sirve para pasarlo bien un rato. Lo que realmente es importante es lo que hay detrás, el por qué, lo que deja huella para toda la vida.

Amar y servir

El scout no acampa sin más, sino que, como dice la ley scout, ama la obra de Dios, disfruta de ella, la tiene como tesoro, como un regalo impagable. Eso es lo que queda para toda la vida, eso es lo que hace a uno scout de verdad: cristiano.

No hay más que releer con esta visión la Ley scout y uno se da cuenta de que todo lo que en ella se dice es consecuencia ineludible de la fe: en el scout se puede confiar, es leal, servicial, ama a todos, es cortés, reconoce la obra de Dios, sabe obedecer y no dejar las cosas a medias, está siempre alegre, no desperdicia ni descuida las cosas, y es puro.

Bueno, el caso es que hice la comunión al año siguiente, después de empezar a ir a catequesis en otra parroquia. Ya estaba en la tropa. En los scouts disfrutaba y vivía la fe, y en la catequesis aprendía sus contenidos. Sin darme cuenta iban pasando los años y mi fe iba madurando. Ya no quería sólo imitar a mis jefes: estaba empezando a amar a Dios por lo que era, estaba empezando a tener experiencia de Dios, a encontrarme con Él.

Otro momento importante fue cuando entré en el Equipo Piloto. [...] Al “siempre alerta” de la tropa le faltaba el “para qué”. ¿Para qué había que estar siempre alerta? ¡para servir! Aquello me encantó, aquello sí que me fascinó. No sabría decir muy bien por qué, pero mi corazón no dejaba de sentirse siempre inquieto y atraído hacia esa dichosa palabra: servir.

"Un altar en el bosque hecho con mis manos"

Tiempo después, cuando llegaron los días de discernimiento, me vino a la cabeza una imagen que no se me ha borrado y se repite continuamente: me vi celebrando la Eucaristía en un campamento perdido en lo profundo de un bosque, en un altar hecho con mis propias manos, y con una pañoleta sobre la casulla. Mi deseo no era sólo ser sacerdote, sino ser sacerdote scout.

Hoy mismo estoy dando un “sí” definitivo al Señor, estoy haciendo nueva mi antigua promesa scout de servir a Dios y a la Iglesia, esta vez con todo mi ser, con toda mi alma, con todo mi entendimiento... y para siempre. Sed fieles, rezad por mí.

Fuente: forumlibertas

53/08: Test: ¿Soy un ateo fundamentalista?

Test: es usted un ateo fundamentalista

Compruébelo contrastando su pensamiento con estos 25 puntos...

Existen los ateos razonables, dialogantes, abiertos, respetuosos y cordiales.
Y existe otro tipo de personas: los ateos fundamentalistas.
¿Cómo saber si es usted un ateo fundamentalista? Repasando el siguiente -y divertido- test.
Puede que usted sea un ateo fundamentalista si:

1 - Usted piensa que si un cristiano no responde a sus argumentos, es porque le asustan y no sabe contestarlos; pero si el cristiano responde a sus argumentos es porque “se siente amenazado” por ellos

2 - Usted piensa que los misioneros que dejan su comodidad para ayudar a los hambrientos, empobrecidos y perseguidos del Tercer Mundo son “corruptores con dogmas religiosos occidentales de antiguas culturas tribales”; usted piensa esto mientras está sentado en casa quejándose del precio del Kentucky Fried Chicken.

3- Usted piensa que cualquier cristiano que afirme haber sido antiguamente ateo está mintiendo o “nunca fue un verdadero ateo”

4 - Usted afirma que los crímenes y caídas de algunos cristianos que actúan de forma inconsistente con las enseñanzas de Cristo descalifican al completo edificio del Cristianismo, mientras que los crímenes y fallos de algunos ateos (que actuaron consecuentemente con el hecho de que el ateismo no ofrece una base para una moralidad objetiva) no deben tenerse en cuenta contra la filosofía del ateísmo.

5 - Usted afirma que no existen categorías absolutas de bien y mal, que toda moral es meramente personal, una construcción social o evolucionada; a continuación pasa usted a describir el cristianismo y a los cristianos como absolutamente inmorales, repugnantes, malvados y un peligro para la humanidad. Usted no nota ni por un segundo la hipocresía ni monumental falta de lógica de su postura.

6 - Usted echa en cara a todos los cristianos cualquier noticia estrambótica sobre cristianos que circule este mes por la prensa, mientras vive con el engaño de que no existen “frikis” ateos por ahí.

7- Usted SABE que la religión causa violencia y se lo repite a todo el mundo, esperando salvar la humanidad; por supuesto, piensa que la violencia en TV no afecta para nada a la violencia en el mundo.

8 - Para mejorar su factor fundamentalista usted ha decidido no estudiar ciencias sociales. Usted está seguro que los sociólogos son fundamentalistas cristianos camuflados, intentando potenciar una visión religiosa del mundo.

9- Usted piensa que tomarse la Biblia en serio es la obsesión de una franja marginal de extremistas cristianos de ultraderecha que no representan la visión de la Iglesia histórica ni del “cristianismo” liberal, ilustrado, escéptico, que según usted es el que llena las iglesias. Curiosamente, estos “cristianos verdaderos”, políticamente correctos, serían los que piensan lo mismo que usted.

10 - Usted asegura que las teorías de ciertos académicos liberales son verdades absolutas, pero se niega a debatir esos datos con cualquiera que esté igual o mejor documentado que usted.

11- Usted se enfurece cuando algún cristiano le sugiere que usted va a ir a un sitio que no cree usted que exista.

12- Usted está convencido de que la gente sólo cree en Dios por miedo al infierno... a pesar de que si no hay Dios, probablemente tampoco hay infierno.

13- Usted siempre critica que los cristianos pidan apoyo financiero, pero no ve problemas en que los “misioneros del ateísmo” o del laicismo radical hagan lo mismo.

14 - Para usted, la “declaración de propósitos” de una web cristiana demuestra prejuicios ideológicos tan fuertes que invalidan toda la documentación y argumentación de la web; en cambio, la “declaración de propósitos” de una web atea glorificando el materialismo, naturalismo o el racionalismo exclusivista le parece neutra y aceptable.

15- Cuando un grupo de académicos de la Universidad de Sydney, Australia, incluyendo un historiador, firman un documento diciendo que “Jesucristo es una de las grandes figuras de la historia” y que su reclamación de ser Hijo de Dios “se sostiene bajo un escrutinio de cerca”, usted se enfada porque es un abuso de su posición académica. Pero si el misionero ateo Richard Dawkins usa su cargo como profesor de Oxford para pontificar sobre ateísmo, religión y asuntos filosóficos ajenos a su campo (comportamiento animal) , eso le parece un uso responsable de la libertad académica.

16 - Usted piensa que los cristianos son estrechos de miras por creer sólo en una religión, en un Dios o una verdad. En cambio, los ateos son de mente muy abierta porque no creen absolutamente en ninguna.

17 - Usted piensa que el cristianismo le discrimina, porque para pertenecer a esa religión se le pide ser miembro de su religión.

18 - Los cristianos que entran en foros y chats ateos vienen “a meternos su religión por la garganta”, mientras que los ateos que van a foros cristianos van “sólo por educar”.

19 - Piensa usted que una prueba magnífica contra Dios es preguntarle por qué Él no acaba con tantas cosas horribles (violaciones, guerras, catástrofes...) pero usted evita preguntarse por qué Dios permite las maldades o pecados que usted causa, ya que, después de todo, ¡usted no cree en Dios!

20 - Está usted enfadado con el libro del doctor Paul Vitz “La fe de los sin padre: psicología del ateísmo”, porque un académico de la psicología ha relacionado el ateísmo con una condición psicológica. Pero a usted no le molesta decir a los creyentes que son el producto de un lavado de cerebro, condicionamiento psicológico y “pensamiento deseado” (wishful thinking).

21 - Usted cree que la teoría de Freud de que todas las experiencias religiosas son autoengaños es la más revolucionaria y verdadera de todos los tiempos. Pero cuando le recuerdan que Freud abusaba de la cocaína insiste usted en que “no se puede demostrar”.

22 - Usted está convencido de que todos los cristianos son idiotas. Cuando usted encuentra un extraño caso de cristiano que es evidentemente inteligente, usted deduce que los idiotas le engañaron para que creyera.

23 - Usted piensa que las palabras “cristiano” y “mentalmente sano” se excluyen mutuamente.

24 - Usted está satisfecho de carecer de todo prejuicio, no como el típico cristiano sociópata.

25 - Usted dice que los satanistas son cristianos, “porque adoran a un dios cristiano, ¿no?”
Si usted piensa estas cosas, probablemente es usted un ateo fundamentalista.
Fuente: forumlibertas

21 mayo 2008

52/08: Laicos en el mundo



Laicos cristianos: sal y luz del mundo
Mensaje de la Comisión Episcopal
de Apostolado Seglar
Solemnidad de Pentecostés, 11 de mayo de 2008

El cristiano, injertado en Cristo en virtud del sacramento del Bautismo, debe permanecer en Él y vivir según sus enseñanzas, cumpliendo en todo momento la voluntad del Padre celestial. Del mismo modo que el sarmiento no puede dar fruto, si no permanece unido a la vid, tampoco el cristiano podrá ser testigo de Jesucristo y dar frutos de santidad, si no mantiene la plena comunión con Él mediante la oración confi ada, la participación frecuente en los sacramentos y la preocupación por su formación cristiana: «El que permanece en mí como yo en él, ese da mucho fruto, porque separados de mí no podéis hacer nada» (Jn 15, 5).

En total sintonía con esta necesidad de permanecer en Cristo para vivir con Él y como Él está el lema propuesto para la celebración del día del Apostolado Seglar y de la Acción Católica. En dicho lema se nos recuerda el encargo hecho por el Señor a sus discípulos de ser «luz del mundo y sal de la tierra». Ahora bien, para llegar a ser luz del mundo y sal de la tierra, es absolutamente necesario que los que han sido llamados permanezcan en comunión de vida y amor con Aquel, que se ha defi nido a sí mismo como “la luz del mundo”. Jesús, el enviado del Padre, con su Encarnación, con su testimonio durante los años de vida pública y con su triunfo sobre el poder del pecado y de la muerte en virtud de la resurrección, es el único que puede iluminar el camino de la humanidad hacia Dios.

Los cristianos, en ocasiones, movidos por el sano deseo de iluminar con la luz del Evangelio las diversas realidades temporales, nos hemos centrado demasiado en nosotros mismos y hemos dado mucha importancia a la acción. El Evangelio exige la actuación, la presencia en el mundo y el testimonio en la vida pública para que, al contemplar nuestras buenas obras, los hermanos den gloria al Padre celestial. Pero, a la hora de planificar el compromiso cristiano en los distintos ámbitos de la sociedad, debemos partir de la profunda convicción de que solamente podremos ser luz del mundo y ofrecer esta luz a nuestros hermanos, si permanecemos unidos a Cristo, el único Salvador de los hombres. Desde esta comunión profunda con Él será posible colaborar al triunfo de la vida sobre la muerte, de la luz sobre las tinieblas del pecado y del amor sobre el odio.

En virtud de esta comunión con Cristo, alimentada en la oración y en la celebración de los sacramentos, el bautizado es llamado constantemente por el Padre celestial a profundizar en su condición de hijo de Dios, a madurar en la fe y a dar frutos de sincera conversión. Ante esta llamada, ningún cristiano puede dejar de responder ni eludir su personal responsabilidad. Pero, para que este diálogo entre Dios y el hombre, creado a su imagen y semejanza, encuentre la respuesta adecuada, es necesario que cada bautizado asuma la urgencia de revisar su espiritualidad y de renovar su formación cristiana, entendiendo esta formación como «un continuo proceso personal de maduración en la fe y de configuración con Cristo, según la voluntad del Padre, con la guía del Espíritu Santo» (ChL 57).

La formación cristiana, entendida de este modo, es ante todo un don de Dios a cada persona que, por medio de la Iglesia y por la acción del Espíritu Santo, le ayuda a descubrir los contenidos de la verdad revelada, invitándole a unirse más plenamente a Jesucristo y animándole a hacer de la vida una ofrenda agradable a sus ojos. Sólo Dios puede revelarnos su identidad y sólo Él puede transformarnos interiormente para que reconozcamos nuestra condición de hijos de Dios y para que vivamos como tales. En este sentido, la formación cristiana exige siempre una acogida y una respuesta al don recibido por parte de cada bautizado. Cuando la respuesta al don recibido es positiva, entonces los que creen en Dios podrán vivir como criaturas nuevas, desarrollando la adhesión a Jesucristo, profundizando en la pertenencia a la Iglesia y convirtiéndose en auténticos evangelizadores. Todo lo demás: materiales, métodos, son simples medios para la consecución de estos fines, aunque sean medios importantes.

Los obispos de la CEAS, como consecuencia de nuestra participación en las reuniones de responsables de movimientos apostólicos o en los encuentros de delegados diocesanos de apostolado seglar, percibimos con gozo que son muchos los cristianos que han descubierto la necesidad de profundizar en su formación cristiana integral para vivir de forma consciente y responsable su vocación y misión en la Iglesia y en el mundo, para dar razón de la propia esperanza a quien se la pidiere y para unificar fe y vida, pertenencia a la Iglesia y presencia en el mundo. Vemos que cada día existe una convicción más generalizada de que es necesario asumir un proyecto formativo, que abarque los aspectos espirituales, celebrativos, doctrinales, pastorales y humanos. Sólo así será posible integrar todas las facultades de la persona: mente, corazón, sentimientos y testimonio. No es suficiente conocer las verdades de la fe, es necesario que esas verdades pasen de la cabeza al corazón de cada bautizado y transformen sus sentimientos según los sentimientos de Cristo. De este modo, cada cristiano podrá llegar a pensar, sentir, hablar y actuar de acuerdo con su dignidad de hijo de Dios, tanto en las relaciones con los hermanos como en las distintas actividades sociales.

Pero, siendo realistas, también debemos reconocer que existen muchos bautizados que, debido al descuido y olvido de su formación cristiana, desconocen totalmente a Dios. El ejercicio de nuestra misión pastoral en la diócesis y el contacto directo con la vida parroquial nos permite constatar que bastantes cristianos viven de una fe heredada, pero no personalizada. Se han conformado con las enseñanzas recibidas de sus padres en el hogar familiar o en los primeros años de catequesis, pero no se han planteado concretamente lo que significa creer y seguir a Jesucristo. En otros casos, vemos que algunos miembros de nuestras comunidades cristianas, bien dispuestos para asumir responsabilidades pastorales, manifiestan sin embargo en sus comportamientos una profunda ruptura entre la fe y la vida, y no sienten la necesidad de formarse para cumplir con más fidelidad la misión confiada por el Señor. Estos cristianos no son conscientes de que el seguimiento de Jesucristo y el compromiso cristiano en la Iglesia y en el mundo exige una actitud de búsqueda constante, de renovación espiritual y de crecimiento en la formación.

Al constatar estas carencias en la vida religiosa de tantos hermanos, nos preocupa que ellos no vivan con gozo su filiación divina ni experimenten la cercanía, el amor, el perdón y la misericordia infinita del Padre, que Cristo nos ha revelado y manifestado. Muchos tampoco descubren la alegría de pertenecer a una comunidad cristiana ni sienten la necesidad de participar en sus celebraciones.Por supuesto, es motivo de inquietud para nosotros que bastantes bautizados no hayan descubierto y asumido con gozo la misión evangelizadora y misionera confiada por el Señor a sus discípulos. Si sólo conocen a Jesucristo de oídas o de modo superficial, es imposible que puedan ser luz del mundo y testigos de su salvación. El abandono de la formación cristiana por parte de muchos bautizados les ha conducido a tener una visión totalmente deformada del cristianismo y de la Iglesia, puesto que sus criterios y juicios sobre estas realidades ya no parten del Evangelio ni de las enseñanzas de la Iglesia, sino de las opiniones de los demás, de los criterios sociales y de las presentaciones parciales, sesgadas y distorsionadas que, en bastantes casos, hacen de la Iglesia algunos medios de comunicación.

Las causas de esta realidad, de este desinterés por la formación cristiana, son variadas. Aunque no es el momento de hacer un análisis detallado de las mismas, sí podemos señalar que, además de la ruptura de la cadena en la transmisión de la fe en el seno de la familia y de los sucesivos procesos de secularización que está padeciendo la sociedad española, desde la Iglesia tal vez no hemos prestado la suficiente atención y dedicación a la formación de los adultos bautizados. Pensábamos que, al mantener unas prácticas religiosas, todos estaban suficientemente formados, y nos hemos equivocado. Por otra parte, ha existido una preocupación por la transmisión de contenidos doctrinales, que son necesarios, pero hemos dejado en un segundo plano los aspectos espirituales en la formación. En ocasiones, tal vez no hemos tenido suficientemente presente que el cristiano, ante todo, es un seguidor de Jesucristo. En definitiva, no hemos sabido o no hemos podido ser instrumentos para la conversión mediante las propuestas de la formación cristiana.

Pero, no es el momento para las lamentaciones, pues la presencia del Señor resucitado en medio de su Iglesia y la constante acción del Espíritu nos invitan a poner los ojos en el futuro, a remar mar adentro y a trabajar con esperanza. Por todo ello, debemos comenzar dando gracias a Dios por los grandes esfuerzos e iniciativas que se han llevado a cabo en todas las diócesis españolas, durante los últimos años, para hacer posible la formación de un laicado adulto en la fe y consciente de su vocación. Tal vez, en algunos casos, esta formación aún no ha dado los frutos esperados y apetecidos. Al mismo tiempo que damos gracias a Dios, deberíamos hacer un esfuerzo por revisar los procesos de formación cristiana que estamos llevando a cabo en estos momentos con la mejor voluntad, pero tal vez sin el necesario discernimiento. En ocasiones, se ha formado a los miembros de nuestras comunidades para impartir catequesis, para la preparación de las celebraciones litúrgicas, para impulsar la actividad caritativa y social, pero no se ha formado para hacer cristianos adultos en la fe, enamorados de Jesucristo y de su Iglesia y convencidos de la dimensión secular de la vocación laical. De este modo se ha dado prioridad al «hacer» sobre el «ser» y se han formado personas que saben realizar actividades en el ámbito de la comunidad cristiana, pero que no tienen sólidamente afirmadas las convicciones y las motivaciones cristianas por las que deben realizar todas esas actividades.

Teniendo esto en cuenta, y escuchando la voz de Dios desde la realidad descrita, estaremos de acuerdo en que es muy urgente emprender una formación cristiana integral de los miembros de nuestras comunidades y de los alejados de la Iglesia, para que descubran su vocación, reaviven su pertenencia a la comunidad cristiana y se conviertan en evangelizadores. En este sentido, deberíamos tener muy presentes las indicaciones que nos hacía el papa Juan Pablo II: «la formación de los fi eles laicos se ha de colocar entre las prioridades de la diócesis y se ha de incluir en los programas de acción pastoral, de modo que todos los esfuerzos de la comunidad (sacerdotes, religiosos y laicos) concurran a este fi n» (ChL 57).

Los nuevos movimientos y los movimientos de Acción Católica habéis prestado un gran servicio a la Iglesia durante estos años en la formación cristiana de muchos bautizados. En este día de Pentecostés, en el que celebramos la venida del Espíritu sobre la Iglesia naciente y la salida en misión de los primeros evangelizadores, queremos agradeceros vuestra dedicación generosa e invitaros a seguir concentrando todos los esfuerzos en la formación integral y permanente de quienes han asumido responsabilidades pastorales o evangelizadoras en la Iglesia y en el mundo. Y, aunque sabemos que no es fácil, os animamos a seguir ofreciendo esta formación a quienes viven con una fe mortecina o han caído en la indiferencia religiosa. Con la ayuda del Señor, podremos ayudarles a descubrir el gozo del seguimiento y a redescubrir la identidad cristiana haciendo frente a los criterios del mundo. Si queremos que toda la Iglesia sea el sujeto de la evangelización, debemos poner todos los medios a nuestro alcance para formar adecuadamente a los bautizados, aprovechando las distintas oportunidades que tenemos para ello, aunque esto exija sacrifi cio y renuncia a otras actividades más gratas o más espectaculares.

En todo momento podéis contar con nuestro apoyo y bendición.

Comisión Episcopal de Apostolado Seglar

51/08: Juan Pablo II

Un video muy divertido...el Papa en el "UNIV" con el payaso Japo....



http://www.youtube.com/watch?v=o62EyI_v__8

20 mayo 2008

50/08: Educación para la Ciudadanía

La ministra de educación "no amenaza"... pero los objetores a la EpC no se engañan

"No obtendrán la titulación de la ESO", dice la ministra Cabrera mientras miles de padres presentan objeción de conciencia.

Lo dice en un periódico nacional, en una entrevista reciente que le han hecho. Mercedes Cabrera, la Ministra de Educación, Política Social y Deporte, ha vuelto a cargar contra aquellos que se oponen contra la asignatura Educación para la Ciudadanía (EpC).

Ante la pregunta sobre las consecuencias de lo que está pasando en algunas comunidades como Madrid o la Valenciana, en las que se apoya la desobediencia civil a esta asignatura, su respuesta ha sido clara y tajante: “No obtendrán la titulación de la ESO. Pero no es una amenaza, es el cumplimiento de la ley”.

Pues ahí se queda eso, porque lo dicta la ley, y a más de uno le habrá hecho sentirse cabreado…

Pues es verdad que la ley debe cumplirse, que para eso está. Pero también cabe afirmar que el Estado tiene sus límites, y cuando los sobrepasa entra en un terreno muy pantanoso.

La incorporación de EpC en el currículo educativo y la intransigencia por parte del gobierno, está consiguiendo dividir a las familias, donde parece que haya ciudadanos de primera y de segunda, individuos liberados y otros adoctrinados. Quizás es el momento de enfatizar que una cosa es la libertad de conciencia, y otra distinta la libertad de las conciencias.

¿Existen asignaturas neutras?


El problema de Epc viene por dos direcciones: por el contenido que se imparte, y la ideología de quién lo imparte. De hecho, en muchos colegios, han acabado por adaptar la asignatura a su identidad e ideario propio.

Los alumnos son muy influenciables, están en un proceso de maduración personal y la actitud del profesor depende mucho de ello. Casi se podría afirmar que no existen asignaturas neutras, y si observamos la programación de algunas áreas como Filosofía, Historia, Ciencias Naturales… se prestan a darle un enfoque u otro dependiendo de la visión del profesor que las imparta.

¿Cuál es entonces la diferencia que existe respecto a Educación para la Ciudadanía? En que los contenidos vienen muy marcados por un adoctrinamiento que desde el Estado se quiere que se imparta.

Ante esta situación, podríamos preguntarnos: ¿por qué el Estado tiene que decidir en base a una ética parcial que esa, y sólo ésa, es la ética universal?

Hemos entrado en una nueva gnosis, en la cuál el legislador se vuelve el intérprete autorizado y autoproclamado de la moral y de la educación de las conciencias de los más vulnerables, que son los niños y los jóvenes.

La EpC politiza la educación

La metodología de los “dilemas morales” no es neutra, responde a una idea kantiana de autoconstruirse porque no se cree que se pueda mostrar y transmitir la verdad ni el bien; por lo tanto hay que llegar a ellas a través del consenso democrático y politizando la educación.

Relativizar la realidad objetiva para absolutizar las opiniones subjetivas no deja de ser un dogmatismo -a priori- de quien impone obligatoriamente las reglas del juego en materia educativa.

Las personas y las familias son previas a las legislaciones y las políticas de turno, por tanto no se puede ir contra ellas, ni fragmentarlas en sólo “ciudadanos”, pues se parcializa las dimensiones naturales de todo hombre.

Una vez más, EpC vuelve a estar en el candelero. El debate está servido.

49/08: Arte y Teología. La Santa Trinidad.

La Trinidad -tres Personas, un Dios-: un reto para la pintura

¿Cómo representar al Dios que es Trino y Uno, que combina la humanidad del Hijo con el Padre Invisible y el Espíritu sin forma?

La Trinidad es un misterio de gran densidad teológica, y frecuente en los textos del Nuevo Testamento. Tres Personas distintas y un solo Dios verdadero. Tres personas que aparecen en el Bautismo de Jesús, Mt. 3,16-17:

“Después de ser bautizado, Jesús salió del agua. De repente los cielos se abrieron, y él vio al Espíritu de Dios descender en forma de paloma y se posó sobre él. Y una voz que venía del cielo decía: Este es mi Hijo bienamado”.

Y el mismo San Mateo insiste en Mt 28,19:

“Id pues, haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.

Debido a los problemas iconográficos y teológicos sobre la conveniencia de representar a Dios en imágenes, la representación de la Trinidad aparece muy tardíamente en el arte, en la Edad Media, aunque existen manifestaciones que representan la Trinidad y que a través de citas bíblicas preparan el terreno, como los tres jóvenes que se aparecen a Abraham.

Encontramos diferentes iconos que representan la Trinidad, y en Occidente, las figuras están superpuestas, pero a partir del siglo XV, se definen artísticamente, el Padre, un anciano con barba blanca, el Hijo, representado por la figura de un hombre joven, y el Espíritu Santo, un adolescente o una paloma.

La imagen que representa la Trinidad se representa como un trono, jerarquizado, con el Padre en la parte superior, el Hijo en la Cruz, y entre el Padre y el Hijo, la paloma, el Espíritu Santo. El cuerpo del Hijo descansa sobre las rodillas del Padre, a modo de la Piedad, expresando con toda la ternura y delicadeza el misterio Trinitario. Tal es la representación de la Trinidad del Greco, pintada entre 1577 y 1579, y que se encuentra en Madrid, en el Museo del Prado. Y tal es la maravilla pintada en una capilla lateral, por Masaccio, en Florencia.

La Mano de Dios

El Padre puede ser representado por la Mano de Dios, presente desde antiguo, el Hijo por el Cordero y el Espíritu por una paloma o un libro, símbolo del Espíritu que inspira las escrituras. El símbolo más antiguo es el triángulo, a veces con el nombre de Dios escrito en el centro, o con el ojo de Dios, que está en todas partes, que lo ve todo. A finales del XV el triángulo corona la cabeza del Padre o dentro de un círculo, signo de la perfección, está entre las manos de Dios Padre.

En la Edad Media, la Trinidad acompañaba las representaciones de los santos. En cambio, en el Antiguo Testamento, la Mano de Dios era símbolo de Dios Todopoderoso y de su acción creadora, así consta en diferentes textos del Éxodo, y del Primer libro de Samuel y también en el Evangelio de San Lucas. La Mano divina fue la representación más importante hasta el siglo VIII. Además suele salir de los cielos abiertos, desde una nube, y desprende tres rayos de luz, símbolo de la Trinidad.

El Espíritu Santo es la Tercera Persona de la Santísima Trinidad. Tuvo un gran culto en la Edad Media y en 1122, San Bernardo fundó un monasterio en su honor, en Francia (Paracleto, el "consejero", el "consolador"). Por eso las capillas de los hospitales suelen estar dedicadas al Espíritu Santo. Es el patrón del gremio de licoreros y desde el siglo XVI, con la fundación de la orden del Espíritu Santo, se le dio un culto nacional.

Ya desde la Creación está presente el Espíritu de Dios, planeando sobre las aguas, y en forma de paloma se hace presente en la Anunciación, en el Bautismo de Jesús y en las vidas de los santos y en el árbol de Jesé, en forma de siete palomas, los siete dones del Espíritu Santo, sabiduría, inteligencia, consejo, fuerza, ciencia, piedad y temor de Dios.

En Pentecostés, aparece sobre la Virgen y los apóstoles en formas de lenguas de fuego.

La Trinidad de Masaccio

Tommaso di Giovanni Guidi, llamado Masaccio por su aspecto descuidado, nació en Castel San Giovanni, hoy San Giovanni Valdarno, el 21 de diciembre de 1401. Era hijo de un notario que murió siendo Masaccio aún muy pequeño. Vivió en un ambiente rodeado de arte, y junto con su hermano y su madre, se estableció en Florencia hacia 1420.

Hacia 1424, según cuenta Vasari, entró en el taller de Masolino que había recibido el encargo de la decoración de la capilla Brancacci, a la derecha del crucero de la iglesia de Santa María del Carmine. Parece que Masaccio colaboró en muchos trabajos junto a Masolino.

Un encargo personal fue la Trinidad de Santa María la Novella. Obra de gran realismo, fechada entre el verano de 1425 y Febrero de 1426. Una obra de gran perspectiva, que aprovecha el monumentalismo de la arquitectura de Brunelleschi. Una obra calculada hasta el mínimo detalle.

Al pintar su Trinidad en la pared de Santa María la Novella, en Florencia, inició el estudio consciente de la perspectiva en la pintura, algo que ya había realizado Donatello en la escultura. Utilizó la perspectiva lineal por primera vez, marcando el punto de fuga, debajo de las figuras representadas, a la altura de la vista del espectador, coincidiendo con los cánones más clásicos. El efecto de relieve, de profundidad, es muy evidente.

La Capilla de la Trinidad es una construcción amplísima, delimitada por la perfecta proporción de las figuras. Bajo el intradós, la parte interior del arco, el Padre celestial sostiene la cruz; entre su cabeza y la de Cristo, aparece el Espíritu en forma de paloma. La figura de Cristo, serena, grave, con gran majestad. Después de una pendiente muy ligera, están la Virgen y San Juan, y debajo, en una simulada mesa de altar, un esqueleto, como si se tratara de una reliquia.

El rostro del Padre y el rostro de la Virgen, son modelos reales. El sentido jerárquico, Trinitario, está presente en toda la obra. Una distribución exacta del espacio, sentido piramidal, la Trinidad perfectamente conjuntada, centro de la composición. Masaccio sintetiza las figuras y el ambiente, con una precisión geométrica.

Un espacio perfectamente delimitado, una luz frontal que se distribuye uniforme sobre toda la obra, remarcando la claridad del misterio Trinitario. Las figuras del Padre y el Hijo tiene el mismo tamaño que las figuras humanas, la representación es grandiosa, las imágenes se han dispuesto en forma triangular, con un vértice superior centrado en el Padre.

Es una obra que ha tenido diferentes interpretaciones. La más habitual, es la Trinidad, pero existen otras, como la alusión al Trono de la Gracia, con la Virgen y San Juan como orantes, intercesores ante Dios, como Padre, como Espíritu y como Crucificado; para algunos, es una obra que destaca un doble Gólgota, el real, en la cima del monte, en la parte superior, y el alegórico, en el plano inferior, el esqueleto, que representaría a Adán.

16 mayo 2008

48/08: Noviazgo

Sacerdote español ofrece novedosa perspectiva cristiana del noviazgo

MADRID, 14 May. 08 (ACI).-"Noviazgo: ¿Seguros?" es el título de un novedoso libro divulgativo escrito por un sacerdote profesor universitario que ofrece la doctrina cristiana de manera sencilla a los jóvenes que han emprendido una relación de novios.

El autor es el Padre Rafael Hernández Urigüen, Capellán y Profesor universitario de Ética y teología de la Universidad de Navarra en San Sebastián. El texto tiene un estilo directo y está redactado en forma de diálogos.

"Es fruto de los seminarios que he dirigido con estudiantes de diversas universidades y facultades a lo largo de 10 años", asegura el autor. Entre los temas contemplados figuran el egoísmo, la verdad y sinceridad, madres intervencionistas, genio femenino, complementariedad, la oración, dudas antes de la boda y formación.

Según el reconocido catedrático de psiquiatría, Enrique Rojas, "estamos ante un texto doblemente interesante, por una parte el tema del noviazgo, que hoy más modernamente se llama estar saliendo, cuyo tema es importante en todos los sentidos. Y por otra parte el libro está escrito en forma de diálogos, que me han parecido sugerentes, atractivos y cercanos".

"Me parece de una gran pedagogía lo que ha realizado el autor de este libro, jóvenes de distintas edades y estirpes hablan, comentan, dicen, subrayan, muestran acuerdos y ofrecen desacuerdos sobre todo este gran tema que es el mundo del amor. Cuando el amor llega puede ser ciego, pero cuando se va es muy lúcido. De ahí la importancia de acertar en la elección y éste me parece un asunto central", agrega.

Según Rojas, "el libro tiene frescura, libertad, realismo, expresiones directas de lo que se escucha en la calle, hay un momento en el que uno de los estudiantes que asiste al curso del profesor Hernández Urigüen dice: 'es que mucha gente no termina de conocerse, ellos y ellas se divierten, salen juntos, beben, bailan se ríen... pero echan en falta ir descubriendo los misterios del alma de la persona que tienen enfrente'. Me parece muy acertada la respuesta del autor de ese libro en ese caso concreto, y en otros. Llegar a un lenguaje común de tal manera que eso significa comprensión, afinidad, ponerse en el lugar del otro".

02 mayo 2008

47/08: Testimonio

¿Conversos del Siglo XXI?
Los sigue habiendo

Los casos recientes de Tony Blair, Mercedes Aroz o Magdi Allam son la punta de un suave iceberg de personas anónimas.

Al echar una mirada al panorama de la fe católica en el mundo actual, podríamos dejarnos llevar por la quimérica impresión mediática de que más bien está a la baja. A veintiún siglos de distancia cabe la pregunta: ¿aún hay quien se convierte? Y la respuesta es clara y tajante: sí. Aún hay quien se convierte en pleno siglo XXI, a pesar de esa extendida mala imagen que muchos tienen o dan del catolicismo.

Según el diario Le Monde (cfr. 2 de abril de 2008) entre 150-200 musulmanes se convierten cada año al catolicismo en Francia mientras que el Reino Unido, confesionalmente anglicano, ha llegado a contar con una población de religión católica que ya llega al 16%. O ahí está el caso de Cuba donde de 1990 para acá los católicos han ascendido en un 45% a pesar de ser un Estado ateo.

El anuario Pontificio 2008 reportó un crecimiento relativo de católicos de 1,4% del 2005 al 2006 (de 1.115 a 1.131 millones de creyentes).

Ciertamente los datos son oscuros y no dicen mucho acerca del itinerario personal, las más de las veces costoso, que sigue un ser humano que decide cambiar de religión o abrazar por vez primera una. Cada experiencia es única y valiosa pero, por su impacto, vamos a repasar tres ejemplos recientes de resonancia mundial.

Tres conversos conocidos: un inglés, una española y un egipcio

Generalmente se usa el término “conversión” en referencia a la exigencia de conducir a los no creyentes a la Iglesia de Cristo. No obstante, la conversión (metanoia) tiene también el significado cristiano de cambio de mentalidad y actuación, como expresión de la nueva vida en Cristo proclamada por la fe: es una reforma continua del pensar y obrar orientada a una identificación con Cristo cada vez más intensa a la cual están llamados todos los bautizados.

Por lo tanto, antes de entrar en los casos, es importante tener presente que la incorporación de nuevos miembros en la Iglesia no es la extensión de un grupo de poder, sino la entrada en la amistad con Cristo, que une el cielo y la tierra, continentes y épocas distintas.

El inglés

“Sabes que no puedes tener una fe religiosa y que ésta sea algo insignificante, porque se trata de algo profundo y tiene que ver con tu misma condición de ser humano”. Educado como anglicano, aunque de padre agnóstico-conservador y de madre neoirlandesa protestante, el ex primer ministro británico, Tony Blair, anunció oficialmente su conversión al catolicismo en diciembre de 2007. Fue el mismísimo cardenal de Westminster quien le recibió en la Iglesia católica en una ceremonia íntima en su residencia privada.

Blair comenzó una seria reflexión sobre el cristianismo al entrar en contacto con la obra del filósofo MacMurray y de Emmanuel Mounier, especialmente en temas como el papel social de la fe, desde sus años como universitario. Sin embargo, el testimonio de vida de su esposa Cherie, católica convencida, y el de sus cuatro hijos bautizados en esa misma fe, así como su participación en la misa, su sensibilidad espiritual y el acompañamiento pastoral, alcanzaron el desenlace final que ahora conocemos.

El Reino Unido es prolífico en ejemplos de anglicanos que “retornaron a Roma”. Son ampliamente conocidos los casos de Newman, Chesterton, Wilde o Benson, entre muchos otros. Muy recientemente el duque de Kent ha sido vetado en la línea de sucesión inglesa a la corona por motivos de su conversión al catolicismo. Y es que, como escribió la editora del semanal católico The Tablet, Catherine Pepinster, en el Sunday Telegraph, “Cuando un primer ministro se convierte al catolicismo, debe ser una señal de que el catolicismo realmente está resucitando en este país”.

Como reportó The Independent el pasado 4 de abril, Blair declaró su plan de trabajo tras su conversión al catolicismo en un discurso pronunciado recientemente en la catedral de Westminster: “Deseo despertar la conciencia del mundo”. El ex primer ministro laborista también presentó el proyecto “Tony Blair Faith Foundation” cuya tarea será promover el encuentro entre los jóvenes de las más grandes religiones mundiales.

La española

“Mi actual compromiso cristiano me ha llevado a discrepar con determinadas leyes del gobierno que chocan frontalmente con la ética cristiana, como la regulación dada a la unión homosexual o la investigación con embriones, y que en conciencia no he podido apoyar. En consecuencia se imponía la decisión que he tomado”. La decisión era radical: dejaba su escaño como senadora. El gesto significaba mucho. Era la consecuencia lógica, y no por ello fácil, de su trayectoria espiritual.

Cofundadora del partido socialista de Cataluña, vinculada a la Liga Comunista Revolucionaria, divorciada, 21 años de trabajo político en el parlamento… y, sin embargo, esta mujer de calado calibre intelectual hacia pública su conversión “para subrayar la convicción de que la Iglesia Católica, de que el cristianismo, tienen mucho que decir a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, porque hay algo más que la razón y la ciencia. A través de la fe cristiana se alcanza a comprender plenamente la propia identidad como ser humano y el sentido de la vida”, como recogió Europa Press.

En el caso de Mercedes Aroz, la senadora más votada en toda la historia de España (hasta las recientes elecciones al Senado de 2008), el testimonio de vida cristiana de su propia familia le ayudó a irse acercando poco a poco a un encuentro personal con el dador de la fe hasta decantar en ese compromiso pleno que revolucionó su existencia.

El egipcio

“Bautizarme ha sido como renacer” (Extracto de una respuesta a una entrevista concedida al diario El Mundo, 29 de marzo de 2008). “Mi conversión al catolicismo es el punto de llegada de una gradual y profunda reflexión interior, a la que no pude sustraerme […] El milagro de la Resurrección de Cristo se ha reflejado en mi alma, liberándola de las tinieblas de una predicación donde el odio y la intolerancia hacia el “diferente”, condenado acríticamente como “enemigo”, priman sobre el amor y el respeto al prójimo, que es siempre y en cualquier caso persona” (“¿Por qué me convierto del islam al catolicismo?”, artículo en Il Corriere de la Sera).

Subdirector del famoso periódico italiano Il Corriere de la Sera, Magdi Cristiano Allam fue bautizado por Benedicto XVI en la vigilia pascual del Sábado Santo de este año.

Licenciado en sociología por la universidad de La Sapienza y de origen egipcio, aunque radicado desde hace ya bastantes años en Italia, Magdi fue experimentando su sintonía con su nueva fe gracias a tres factores: su desilusión ante el islam, el testimonio de vida de varios cristianos y su encuentro personal con Cristo:

“…mi mente se ha liberado del oscurantismo de una ideología que legitima la sumisión y la tiranía, permitiéndome adherirme a la auténtica religión de la Verdad, de la Vida y de la Libertad […] He descubierto por primera vez el auténtico y único Dios, que es el Dios de la fe y de la razón”.

Y también ha señalado:

“La Providencia me ha ido poniendo en el camino a personas católicas practicantes de buena voluntad que, en virtud de su testimonio y de su amistad, se convirtieron, poco a poco para mí, en un punto de referencia en el plano de las certezas de la verdad y de la solidez de valores” (fragmentos del artículo “¿Por qué me convierto del islam al catolicismos?” en Il Corriere de la Sera).

La conversión: un encuentro personal motivado por el testimonio y acrisolado por la razón

En la encíclica “Deus Caritas est”, Benedicto XVI recordó que “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida”. Toda conversión implica, entonces, un encuentro entre la persona del convertido y la del que motiva a la conversión: Dios.

La conversión, en gran medida, es la respuesta del corazón, de la inteligencia y de la voluntad a la persona que redimensiona el propio ser; no es sólo la decisión de un día, sino una actitud de fondo que debe realizarse diariamente.

Pero los pasos para ese encuentro con la realidad-personalidad invisible de Dios están muchas veces motivados por el ejemplo visible de la vida de los que no sólo dicen creer sino que viven como creyentes. Ya lo decía el entonces cardenal Ratzinger a un conocido periodista italiano:

“No hay argumento apologético más eficaz que la santidad y el arte: la belleza de las almas y la belleza de las cosas que la fe ha plasmado, sin interrupciones, desde hace ya veinte siglos. Ahí está, créamelo, la fuerza misteriosa del resucitado”.

Y en la reciente nota doctrinal sobre algunos aspectos de la evangelización nos dice al respecto la Congregación para la Doctrina de la Fe:

“Al corazón del hombre, en efecto, no se accede sin gratuidad, caridad y diálogo, de modo que la palabra anunciada no sea solamente proferida sino adecuadamente testimoniada en el corazón de sus destinatarios” (cfr. No. 8).

Es verdad que en todo este proceso, y más en los tiempos actuales, juega un papel preponderante el discurso intelectual. Se ha visto en los tres casos citados y es muy común en muchos otros (por ejemplo Edith Stein, García Morente, Eugenio Zolli, etc.). Y es que nada como “la búsqueda del bien y la verdad pone en juego la libertad humana, reclamándole una adhesión tal que implica los aspectos más fundamentales de la vida” (cfr. No. 4, Nota doctrinal acerca de algunos aspectos de la evangelización).

Nuestra respuesta

La experiencia común de los conversos al catolicismo es de una sensible indiferencia por parte de la mayor parte de los católicos. A inicios del siglo pasado, Robert Hugh Benson, hijo del primado anglicano, se convirtió al catolicismo. A diario recibía dos voluminosas entregas de correo. Los católicos, lejos de exhibir un sentimiento de triunfo ante lo que podía considerarse un golpe monumental a la Iglesia, ofrecieron su indiferencia como única respuesta. Los anglicanos, por su parte “… o bien me consideraban un traidor premeditado (estos eran los menos), o bien un fanático chiflado, intolerante, obstinado y desagradecido” (Confessions of a Convert pp. 100-101, Robert Benson).

El cardenal Newman, aunque con un paz más profunda pues había hecho, ante todo, la experiencia de su fe, confesó en su diario: “¡Cuán triste y desolado ha sido el curso de mi vida desde que me hice católico! Aquí está el contraste: cuando era protestante, me aburría mi religión, pero no mi vida; ahora que soy católico, es mi vida la que me aburre, pero no mi religión”.

Tal parece que esa común actitud hacia los neo-conversos debe “convertirse” en otra también. El que entra a la fe católica es una persona que llega de repente a tener 2000 años y merece ser bien acogido; saberse y sentirse en la familia auténtica a la que ha llegado a formar parte, en la que culmina su itinerario terreno.

Posiblemente, con datos fiables y certeros, el catolicismo no es la religión que más crece. Pero al menos queda la convicción de que las conversiones en ella no están motivadas por remuneraciones económicas, mentiras y engaños o amenazas mortales.

Hay muchas otras historias-testimonio que siguen naciendo, desarrollándose y llegando a término feliz. ¿Por qué en la Iglesia católica? Quizá porque es la única que ha probado no ser una invención de su tiempo sino la obra de su Creador; obra que sigue siendo capaz de vivir lo mismo en su vejez que en su primera juventud.

Fuente: forumlibertas

46/08: Financiación de la Iglesia

Financiación de la Iglesia: compromiso de Todos

Nuestra época requiere más que nunca una contribución solidaria

En principio lo económico, allegar y administrar bienes materiales, es ajeno al ser de la Iglesia: «nuestra ciudadanía está en el cielo» (Flp 3.20).

Jesús declaró bienaventurados a los pobres (Lc 6.20) y, de su estilo de vida, decía que «las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo nidos; pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza» (Lc 9.58). Además, se declaró ajeno a cuestiones de herencias (Lc 12.14-15).

Incluso el materialismo es siempre un peligro para la vida y misión de la Iglesia, como advirtió Benedicto XVI en el encuentro con los obispos estadounidenses (16 abril 2008).

Evangelizar es la misión y ser de la Iglesia, según la vibrante exclamación de San Pablo, «¡ay de mí si no evangelizara!» (1Co 9.16). A ella, como signo de contradicción, debe entregarse en cuerpo y alma, a pesar de la incomprensión y limitaciones humanas, en cualquier circunstancia.

«La Iglesia debe ser incansable en esta misión recibida de Cristo [...]. No puede desanimarse ni siquiera ante disidencias, protestas o cualquier tipo de acusaciones, como, por ejemplo, la de hacer proselitismo o la de supuestos intentos de clericalizar la vida social. Sobre todo, no puede dejar de proclamar el Evangelio» (Juan Pablo II, Memoria e identidad).

Ahora bien, esta misión, fundada en la Palabra de vida, no es otra que la de extender el Reino de Cristo.

«Comporta no perder la confianza ante resistencias, adversidades o escándalos. Significa superar toda separación entre fe y vida, oponiéndose a los falsos evangelios de libertad y felicidad. Quiere decir, además, rechazar la falsa dicotomía entre la fe y la vida política, pues, como ha afirmado el Concilio Vaticano II, "ninguna actividad humana, ni siquiera en los asuntos temporales, puede sustraerse a la soberanía de Dios" (Lumen gentium, 36). Esto quiere decir esforzarse para enriquecer la sociedad y la cultura… con la belleza y la verdad del Evangelio» ( Benedicto XVI , Homilía en el Yankee Stadium, Nueva York, 20 de abril de 2008 ).

Un obstáculo real, que no debe empañar nuestra gran esperanza, es «la difusión de la ideología secularista, que socava e incluso rechaza la verdad trascendente». Recordemos el Decreto del Consejo de comisarios del pueblo, presidido por Lenin, sobre «separación de la Iglesia y del Estado, así como de la Escuela y de la Iglesia» (23 de enero de 1918) cuyo empeño era que la religión, sometida a control, se redujese a una acción meramente cultual.

La tendencia inmanentista, se halla muy difundida en los «ambientes universitarios, en los medios de comunicación y en la opinión pública. Por estas razones, es necesario más que nunca un testimonio fiel del Evangelio» (Benedicto XVI, Discurso en la Iglesia de San José, Nueva York, 18 de abril de 2008).

Hoy es más necesario apoyar el testimonio eclesial con la vida y las constribuciones que precisa.

«El secularismo obliga a la Iglesia a reafirmar y perseguir todavía más activamente su misión en y hacia el mundo… En una palabra, el Evangelio debe ser predicado y enseñado como modo de vida integral, que ofrece una respuesta atrayente y veraz, intelectual y prácticamente, a los problemas humanos reales » ( Respuestas de Benedicto XVI a las preguntas de obispos estadounidenses,16 abril 2008).

Dada, pues, la dificultad, la necesidad y la grandeza de esta labor todos los medios —acordes con el Evangelio— deben ser empleados. Concretamente los recursos económicos desempeñan un papel importante, como canalizadores del compromiso de fe en la realización de obras concretas. Estas serán, prioritariamente, la vivencia cristiana de la fe, la propagación del mensaje de salvación y la materialización de la solidaridad (canon 1254.2).

Además, tras la reforma introducida por la Ley de Presupuestos Generales del Estado para el año 2007, la Iglesia en España no recibirá más financiación que la que determinen sus fieles.

Precisamente esta ley habilita un mecanismo por el cual se destinará a la Iglesia el 0,7 % de la cuota íntegra del Impuesto sobre la Renta (IRPF) de los «contribuyentes que manifiesten expresamente su voluntad en tal sentido». Para tal manifestación el impreso —o aplicación informática— del IRPF cuentan con una casilla que ha de ser cumplimentada. Esta colaboración con la Iglesia católica y sus fines no supone un incremento en la cuota del impuesto, tan sólo una destinación a ese fin de lo que, en todo caso, tributa el contribuyente.

Este sistema tiene la virtualidad de enfrentarnos con nuestra responsabilidad —también en lo económico— ante la labor de desarrollo humano y cristiano propiciada por la Iglesia. Nos ayuda a atenderla y, a la Iglesia, le garantiza una independencia y libertad de actuación imprescindible en su actividad, que no puede tener otras miras que la fidelidad a su divino fundador.

Fuente: forumlibertas