El color amarillo anaranjado de los rayos del sol invadía la sala de estar transformándola en un ambiente tenue, que relaja los sentidos y despierta la imaginación. Se esconde detrás de los árboles el otoño con sus ramas secas que está por llegar.
- Está para una una foto- nos dijo.
Yo me quedé asombrado ¿Dónde perdimos la sensibilidad? No podía disfrutar el paisaje, no podía simplemente verlo. Deseaba atraparlo en una imagen muerta.
Las fotos nos hacen recordar aquellos momentos que no queremos olvidar. No es bueno desperdiciar este medio, pero: ¡sólo sirven para recordar! Las fotos son una ocasión para lanzarnos al mundo. Si nos quedamos sólo con la foto hemos perecido ¿Qué de maravilloso puede tener una cartulina?
Puede parecer que exagero pero la fotografía es un signo de nuestro tiempo. Vivimos en el mundo de los grandes medios y hemos olvidado los fines. Tenemos grandes medios de transportes que han cambiado el concepto de distancia, pero no sabemos a dónde ir. Los medios de comunicación están al alcance de todos, sin embargo, hemos olvidado qué decir. Los medios de información abundan, pero a nadie le importa la verdad. No hemos visto el paisaje por quedarnos con la fotografía.
Los medios deben ser como una piedra de sal –por permitirme usar una imagen León Felipe-. Ellos deben darnos sed de algo distinto de ellos. Y cada vez que probemos de ellos la sed debe ser mayor. Y no solo los medios técnicos, sino la belleza de las cosas creadas tiene que ser piedra de sal.
piedra
blanda de sal
que al llegar a ti se disuelva
(…)Y en tu alma deje una sed infinita
de amarlo todo ... y una sed de belleza
insaciable...
eterna...
(León Felipe)
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