¡AY, LOS DERECHOS HUMANOS!
Por Luis Fernández Cuervo
Establecidos en
Ese “ay” incluido en el título también podría cambiarse por un “oh” de sorpresa, un “ah” de admiración ante lo increíble, un “uff” de desprecio, o una sonora carcajada; depende del humor con que se miren como se viven hoy esos tan cacareados derechos.
Pero desde 1948, han corrido muchos años. Ahora releer sus artículos y echar un vistazo a lo que pasa, en lo cercano o en lo lejano, ¿es motivo de celebración?
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos… (artículo 1°) ¿Acaso hemos progresado en ese respeto fundamental a la dignidad, igualdad y libertad de todos nosotros? La esclavitud, por ejemplo, no sólo subsiste en su forma antigua, sino que aumenta, en América y en Europa, bajo la forma moderna de “trata de blancas” ---la prostitución forzosa---.
“Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona” (art. 2°) Sí, claro, derecho a la vida, incluso de los no nacidos, siempre que sea un país donde no se ha logrado todavía imponer el peor de los falsos derechos: el derecho al aborto, la impunidad para el asesinato de seres humanos máximamente inocentes e indefensos. A favor de esa monstruosidad trabajan fuerzas poderosas internacionales.
Ya señalé en mis dos últimos artículos el caso de Chile, ejemplo extremo, pero no único, de cómo algunos de esos derechos se entienden ahora por la opinión pública mundial, por los tribunales de muchos países y para la mismísima Amnistía Internacional. Son derechos sólo para los terroristas, asesinos y secuestradores, siempre que sean de izquierdas. Los derechos humanos, como dijo alguien, se han transformado en los izquierchos inhumanos.
Si ampliamos nuestro examen hasta llegar al “honorable” (¿?) recinto de
Pero
Pero si vamos a otros países y organismos… Veamos Gran Bretaña por ejemplo. Dos hermanas solteras de 90 y 92 años, que siempre han vivido juntas y que han dedicado su vida a cuidar a sus padres y a dos de sus tías, pidieron a la justicia británica gozar de la misma exención de impuestos de sucesión que tiene el miembro no fallecido de un matrimonio o de una unión civil de homosexuales. El tribunal inglés no les dio la razón. Entonces recurrieron al Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, que también dictaminó en contra de ellas. A lo que una de las hermanas comentó: “Si hubiéramos sido lesbianas tendríamos todos los derechos del mundo; pero como sólo somos hermanas, parece que no tenemos ningún derecho.”
La falta de verdadera justicia y de sentido común con que se aplican los Derechos Humanos avanza: ya se ha propuesto en varios países proteger los derechos de los animales. El gobierno socialista español, siempre pionero en los derechos disparatados, se prepara ahora para ganar, dentro de ese tipo de aberraciones jurídicas, un récord que merecería ser registrado por el Guiness: quiere ser el primero que legalice el Proyecto Gran Simio.
luchofcuervo@gmail.com
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