.....La muerte de una persona es algo grave, si es asesinato, peor… La perspectiva de este artículo es “numérica” de modo que ofrece datos y enfoque útiles cuando hay que hablar del aborto con quienes no aceptan la biología, la ética y alguna otra cosa.
.....Texto sencillo y directo, que pueden trabajar también los alumnos de ESO.
Crónica de una muerte anticipada
Se trata de una muerte colectiva, demográfica. De acuerdo con el estudio realizado por el INE, España se encamina rápidamente a una muerte demográfica anticipada.
El mayor, el más peligroso problema que tiene el futuro de España no radica en ETA, ni en las autonomías, ni en el terrorismo islámico, sino en su brutal falta de natalidad y el envejecimiento progresivo de su población. Esto no es ninguna novedad. Ya se sabe desde hace tiempo porque la demografía es un proceso razonablemente previsible a largo plazo. Lo que impacta ahora sobre nuestra agenda política es que aquello que debía evidenciarse con fuerza a partir de los años 20 de este siglo se anticipa y empezará prácticamente ahora mismo, en esta década que está a punto de comenzar.
...La inmigración enmascaraba tenuemente el problema. Digo tenuemente porque muy cegato se debía
estar para que un análisis cuantitativo no revelara que a medio y largo plazo el país no podía contar con la gente de afuera para resolver su incapacidad demográfica. Una sociedad de más de 40 millones de habitantes con entre 1,2 y 1,4 hijos por mujer en edad fértil, requiere tal volumen de población inmigrante para equilibrarse que sencillamente resulta inviable.
...Ahora el enmascaramiento se termina. La aguda crisis que sufrimos va a reducir substancialmente la inmigración. Lo hará todavía más de lo que prevé el escenario del INE por una razón lógica: los datos que el Instituto manejó eran buenos en su momento pero han quedado desbordados por la veloz caída de la economía española.
En este contexto hemos de situar el aborto, porque ya es uno de los factores que más reduce la población. Significa ya uno de cada cinco nacimientos y en la década que empieza alcanzará a ser uno de cada tres. Es una sangría demoledora. Sus efectos son indiscutiblemente nocivos, para el que ha de nacer por supuesto, para la mujer también, aunque ahora me refiero a sus consecuencias para el conjunto de la sociedad, como tuve ocasión de manifestar en la subcomisión del Congreso de los Diputados.
El aborto castiga el crecimiento económico de una sociedad que ha empezado a empobrecerse a pasos acelerados, y acentúa el desequilibrio del Sistema Público de Pensiones, que también en la próxima década entrará en quiebra, como explico, algunos de ustedes ya lo saben, en mi último libro El Fin del Bienestar.
En un país normal, estos hechos deberían conducir al desarrollo de políticas que restringieran el aborto. Aquí se opta por el camino contrario. Todo fenómeno social obedece de la misma manera, leyes más permisivas lo fomentan, las más restrictivas lo limitan. Pero, en España no es así. No sólo se quiere hacer una ley de plazos sino que además se va a fomentar el aborto de las menores de 18 años. Quien primero ha alzado el dedo es Cataluña, pero lo ha hecho sabiendo que la futura ley española lo va a contemplar, porque ésta es la única forma que una autonomía pueda introducir novedades de este tipo en esta materia concreta.
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