30 mayo 2008

56/08: "La transformación de la verdad"


Artículo publicado en "La Verdad" el 18 de abril
Rafael Alvira, catedrático de Filosofía y director del Instituto Empresa y Humanismo.


Dice Alexis de Tocqueville que la gran pasión democrática es la igualdad. A mi modo de ver, la razón de ello está en que con el concepto de libertad que se abre paso a partir de la Ilustración, la igualdad se convierte en una pieza fundamental. En efecto, la Ilustración entiende la libertad como autonomía independiente del sujeto individual, y la consecuencia de esa manera de entender las cosas es que si no hay igualdad la libertad de cada uno esta amenazada por la de aquellos que hayan desarrollado mayor poder, por tener mejores condiciones físicas, intelectuales o circunstanciales.
Como es bien sabido, la democracia moderna ha seguido dos líneas principales: la norteamericana y la continental europea, derivada sobre todo del pensamiento francés. La versión americana pone, a tenor de la fórmula democrática fundamental -libertad e igualdad- mayor énfasis en la libertad individual, mientras que la continental europea se inclina progresivamente a una mayor insistencia en la igualdad. Sin embargo, el fracaso del modelo comunista y de la fórmula económica socialista, ha hecho que la inspiración democrática norteamericana haya crecido en influencia y en prestigio en los últimos años.
Con todo, la concepción moderna e ilustrada de libertad muestra su debilidad también en la rapidez con que ha suscitado una nueva izquierda igualitaria en Europa y otras partes del mundo. Una prueba bien clara la tenemos actualmente en España. El socialismo clásico está agotado en sus principios ideológicos, pero no está acabada la izquierda y ello por la simple razón de que la existencia de una derecha liberal la mantiene en vida. Y tanto mas grande y amplio parece el triunfo de ese liberalismo, tanto más grande y amplia es la respuesta izquierdista.
Del mismo modo que el liberalismo ha acabado triunfando sobre el socialismo clásico, volverá sin duda a triunfar sobre la respuesta izquierdista actual, pero, una vez más la victoria volverá a suscitar una respuesta cada vez mas dura. Toda la modernidad es impensable sin el concepto moderno de libertad, pero ese concepto, como hemos dicho, genera siempre los gérmenes que dificultan su vida. Esos gérmenes son la consecuencia lógica del planteamiento y conducen al socialismo, pero al final siempre el remedio es peor que la enfermedad.
La situación actual puede considerarse como la de un intento desesperado de encontrar una expresión radical de la libertad que sea compatible con el radicalismo izquierdista democrático. En esa tarea están empeñados, en el fondo, pensadores liberales y socialistas. A mi modo de ver el único resultado posible se está empezando a entrever y es devastador parar el ser humano y la sociedad.

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