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.....La Iglesia católica hace una campaña publicitaria para despertar un debate sobre el aborto que no ha hecho el comité de expertos que la ministra Aído nombró al efecto. Muchos integrantes del comité tienen posturas tan definidas y favorables al aborto libre, que la ministra podía habernos ahorrado el gasto en un comité constituido para darle la razón, y de paso hubiera evitado que la acusen otra vez de tomadura de pelo.
.....El anuncio de la campaña de la Iglesia en el diario de Ibiza arranca 33 comentarios de los lectores, que se multiplican en los diarios de tirada nacional: no se puede negar la vista de lince del publicista que, guste o no el método y el cartel del lince y el niño, ha logrado su objetivo de llevar a la calle un debate que el Gobierno prefiere evitar: si se debe un respeto incondicional a todo ser humano en cada momento de su vida.
.....Los comentaristas espontáneos en Diario de Ibiza muestran que perdura lo que se decía el siglo pasado, que los españoles vamos siempre detrás de los curas, unas veces con el cirio y otras con un palo. Por el ruido ambiental se diría que ahora predomina el palo. Pero la Iglesia no se queda sola esta vez en defensa de la vida del no nacido y al comité abortista de la ministra se le opone el Manifiesto de Madrid: profesores de universidad, investigadores, académicos, intelectuales de diferentes profesiones, ante la iniciativa del Grupo Socialista en el Congreso de promover una ley de plazos, reclaman el apoyo a las gestantes en dificultades y se oponen al plan de permitir el aborto a discreción en los primeros meses del embarazo. Los argumentos del manifiesto no son religiosos: que el cigoto es la primera realidad corporal del ser humano y así lo confirman la genética, la biología celular y la embriología; que con la fusión de gametos se constituye el genoma singular del individuo, que se desarrolla sin solución de continuidad a partir de su primera célula. Que el embrión y el feto son por ello las primeras fases del desarrollo de un nuevo ser humano y en el claustro materno no forman parte de la sustantividad ni de ningún órgano de la madre, aunque dependa de ésta para su propio desarrollo. Que un aborto no es sólo la interrupción voluntaria del embarazo sino un acto simple y cruel de interrupción de una vida humana, y también un drama con dos víctimas: una muere y la otra sobrevive y sufre a diario las consecuencias. Dice el manifiesto que la mujer que se plantea abortar debe ser bien informada del procedimiento, los riesgos y las consecuencias, en particular las posibles secuelas psicológicas conocidas como ´síndrome post-aborto´. Incide en la necesidad de asegurar el derecho a la objeción de conciencia por parte del personal sanitario.
.....Superamos el número de 100.000 abortos anuales, casi uno por cada cinco embarazos, lo que el manifiesto califica de fracaso para nuestra sociedad. En este contexto lo necesario no es una ley de plazos que multiplique los abortos, sino una regulación para detener los abusos y el fraude de ley de los centros donde se practican los abortos. Piensan los firmantes del manifiesto que para la mujer, la ley de plazos, lejos de ser una conquista, la fijaría como única responsable del aborto. Ello sería aún más grave para las menores de edad, a las que el proyecto del Gobierno «pretende privar de la presencia, del consejo y del apoyo de sus padres para tomar la decisión de seguir con el embarazo o abortar». «Obligar a una joven a decidir sola a tan temprana edad es una irresponsabilidad y una forma clara de violencia contra la mujer», afirman.
.....El anuncio de la campaña de la Iglesia en el diario de Ibiza arranca 33 comentarios de los lectores, que se multiplican en los diarios de tirada nacional: no se puede negar la vista de lince del publicista que, guste o no el método y el cartel del lince y el niño, ha logrado su objetivo de llevar a la calle un debate que el Gobierno prefiere evitar: si se debe un respeto incondicional a todo ser humano en cada momento de su vida.
.....Los comentaristas espontáneos en Diario de Ibiza muestran que perdura lo que se decía el siglo pasado, que los españoles vamos siempre detrás de los curas, unas veces con el cirio y otras con un palo. Por el ruido ambiental se diría que ahora predomina el palo. Pero la Iglesia no se queda sola esta vez en defensa de la vida del no nacido y al comité abortista de la ministra se le opone el Manifiesto de Madrid: profesores de universidad, investigadores, académicos, intelectuales de diferentes profesiones, ante la iniciativa del Grupo Socialista en el Congreso de promover una ley de plazos, reclaman el apoyo a las gestantes en dificultades y se oponen al plan de permitir el aborto a discreción en los primeros meses del embarazo. Los argumentos del manifiesto no son religiosos: que el cigoto es la primera realidad corporal del ser humano y así lo confirman la genética, la biología celular y la embriología; que con la fusión de gametos se constituye el genoma singular del individuo, que se desarrolla sin solución de continuidad a partir de su primera célula. Que el embrión y el feto son por ello las primeras fases del desarrollo de un nuevo ser humano y en el claustro materno no forman parte de la sustantividad ni de ningún órgano de la madre, aunque dependa de ésta para su propio desarrollo. Que un aborto no es sólo la interrupción voluntaria del embarazo sino un acto simple y cruel de interrupción de una vida humana, y también un drama con dos víctimas: una muere y la otra sobrevive y sufre a diario las consecuencias. Dice el manifiesto que la mujer que se plantea abortar debe ser bien informada del procedimiento, los riesgos y las consecuencias, en particular las posibles secuelas psicológicas conocidas como ´síndrome post-aborto´. Incide en la necesidad de asegurar el derecho a la objeción de conciencia por parte del personal sanitario.
.....Superamos el número de 100.000 abortos anuales, casi uno por cada cinco embarazos, lo que el manifiesto califica de fracaso para nuestra sociedad. En este contexto lo necesario no es una ley de plazos que multiplique los abortos, sino una regulación para detener los abusos y el fraude de ley de los centros donde se practican los abortos. Piensan los firmantes del manifiesto que para la mujer, la ley de plazos, lejos de ser una conquista, la fijaría como única responsable del aborto. Ello sería aún más grave para las menores de edad, a las que el proyecto del Gobierno «pretende privar de la presencia, del consejo y del apoyo de sus padres para tomar la decisión de seguir con el embarazo o abortar». «Obligar a una joven a decidir sola a tan temprana edad es una irresponsabilidad y una forma clara de violencia contra la mujer», afirman.
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Rafael Vargas, 23.III.2009
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