20 febrero 2008

22/08: Testimonio

Frédéric y Patricia: encontrar la fe tras años de matrimonio

En el futuro veremos más casos así: alejados de la fe que, ya con hijos y en el extranjero, cambian al conocer laicos cristianos.

Republicamos (traducido al español) el testimonio de un matrimonio francés que encontró la fe en el extranjero, en contacto con laicos creyentes. Él no tenía fe de joven; ella había dejado la práctica al casarse. No es un testimonio espectacular sino muy sencillo, y precisamente por eso nos parece muy interesante: creemos que historias así van a ser cada vez más comunes en el futuro:

1) Gente madura que se replantea la vida y la fe al morir o enfermar sus padres

2) Emigrantes que, en el extranjero, hacen lazos con otros emigrantes que pueden ser gente de fe y les abren a la experiencia de fe

3) Laicos de nuevas comunidades, comprometidos, que "contagian a otros laicos"

4) Conversos que admiten que pese a haber crecido en un país cristiano, apenas sabían nada de la fe ni de la Iglesia

Este es el testimonio de Frederic y Patricia, publicado en Il est vivant (http://www.ilestvivant.com/actu/IMG/pdf/IEV235_Satan.pdf ), la revista francesa de la Comunidad del Emmanuel).

Frédéric y Patricia están casados desde hace dieciocho años y son padres de tres hijos. Es en los Estados Unidos donde esta pareja del sur de Francia ha vuelto a encontrar el camino de la fe.

Frédéric: Para mí, todo empezó en 1996, cuando acompañaba a mi padre que sufría a causa de un cáncer. Una noche, cuando se encontraba muy angustiado, pidió a mi madre que le diera su medalla de la Virgen. A partir de aquel momento se tranquilizó, y esto me ha interpelado.

Patricia: Por mi parte, fui a un movimiento scout cuando tenía 12 años. Después, en el instituto, iba por la capellanía. Pero cuando Frédéric apareció en mi vida, lo dejé correr. Luego nos casamos y tuvimos a nuestros dos primeros hijos, Jérémie y Blandine.

F.: En 1997, conseguí un puesto de profesor en la escuela francesa de Denver (EEUU) y Patricia trabajaba a mi lado como ayuda-guardería.

P.: Al poco de llegar a Denver, una profesora nos informó de que había una misa en francés. Fuimos allí, principalmente para encontrarnos con otros francófonos. Pero a lo largo de los domingos, nos sentíamos llenos de alegría y de paz.

F.: En 1999, teníamos a una alumna cuyos padres eran miembros de una nueva comunidad católica. Con ocasión de un encuentro padres-profesores, después de hablar sobre su hija, les hicimos muchas preguntas. Nos invitaron a su casa y nos fuimos acostumbrando a ir a su comunidad cada fin de semana. En vista de nuestras preguntas y de nuestra incultura cristiana, un hermano nos acogió para re-catequizarnos.

P.: Personalmente me emocionaba esta familia venida desde Francia para implantar esta comunidad en los Estados Unidos. Vivía en un verdadero espíritu de abandono a la Providencia.

F.: Yo hasta entonces pensaba que en la Iglesia sólo contaban los sacerdotes y los religiosos. Descubrí pues, gracias a ellos, que yo también como padre tenía que cumplir una función. En aquel momento tenía lugar la peregrinación de Juan Pablo II a Tierra Santa. Ver a un hombre tan brillante librarse con tanta intensidad a la oración me trastornaba. Frente a tantas interpelaciones, mis certezas anteriores comenzaban a agrietarse.

P.: Fue entonces cuando la comunidad nos propuso recibir el sacramento de la reconciliación. ¡Fue como un relámpago en nuestra vida! Tuvimos la impresión de ver el mundo por primera vez. Nuestras prioridades cambiaron por completo.

F.: En nuestra vida personal, de pareja y de familia, existe un antes y un después de mayo de 2.000. Esto se ha manifestado de manera palpable cuando me dijo nuestro hijo: «¡Prefiero al papá de ahora!».

P.: Desde Denver, hemos sido guiados por una mano benevolente. Frente a esta sobreabundancia de amor recibido a través de nuestro encuentro con el Señor, hemos querido volver a dar. ¡Hemos pues decidido llegar a ser padres una tercera vez y nació Élise!

Fuente: Forumlibertas

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