14 marzo 2008

33/08: Educación para la Ciudadanía

EpC debe redefinirse


Crecen las dudas sobre la Educación para la Ciudadanía tras la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía

A diferencia de otras decisiones anteriores, en Andalucía se acaba de reconocer el derecho a la objeción de conciencia frente a la asignatura de Educación para la Ciudadanía (EpC). Ahora, esta “patata caliente” deberá ser resuelta por el Tribunal Supremo en unificación de doctrina.

Las dudas sobre esta asignatura eran y son palmarias. Es evidente que en la educación de los estudiantes existen otras prioridades, como el conocimiento del inglés, la mejora de la comprensión lectora, las matemáticas, la historia, etc.

España se juega su futuro económico en la política educativa. La innovación, la investigación, el desarrollo, la competitividad y el valor añadido vendrán de la mano de una buena formación educativa. Sin ella no lograremos un sólido capital humano y social.

En esta prognosis de futuro la EpC no parece que sea una prioridad necesaria. Aunque bien consensuada y tratada por el Gobierno sí que podía haber sido un elemento positivo para la convivencia. Sin embargo, la reciente sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, de 4 de marzo, ha puesto el dedo en la llaga.

¿Cuáles han sido los fundamentales argumentos de esta importante sentencia?

En primer lugar, que la objeción de conciencia es un derecho constitucional cuando se refiere a la objeción al servicio militar (o al impago de impuestos: objeción fiscal), tal como se desprende ex art. 30.2 de la Constitución.

En segundo lugar, que la objeción de conciencia es, fuera de estos dos deberes constitucionales, un auténtico derecho fundamental. Para demostrarlo, el TSJ Andalucía recurre a la reciente jurisprudencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

El TEDH ha reconocido en 2007 la objeción de unos padres alevitas que se negaban a que sus hijos recibieran clases de religión sunita (en Turquía), y también de unos padres humanistas seculares que se negaban a que sus hijos recibieran clases de religión cristiana luterana (en Noruega).

Vemos así que la objeción de conciencia goza de dos coberturas jurídicas distintas: una como derecho constitucional (entonces exige la interpositio legislatoris), y otra como derecho fundamental (cuando prohibirla lesiona derechos humanos, que, ad casum, sería el art. 16 de la Constitución: la libertad ideológica y religiosa de los padres y alumnos que se niegan a cursar la EpC).

Pero hay más. En el caso de la EpC la Administración educativa competente no ha demostrado su diligencia a la hora de informar a los padres sobre los contenidos docentes de la asignatura. El TSJ Andalucía entiende que son muy indefinidos, y utilizan conceptos de indudable trascendencia ideológica y religiosa, vulnerando la neutralidad ética, es decir, la laicidad que debe permear a los poderes públicos.

Si la EpC no se reformula y vuelve a consensuarse tras las elecciones, se corre el riesgo de imponer una ética cívico-estatal a través del sistema educativo. Y eso, hoy por hoy, no es aceptable para el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. ¿Lo será para el Supremo cuando unifique doctrina?

12 marzo 2008

31/07: Medios de comunicación

Pan y Circo: cuando algunos medios de comunicación inventan noticias

Asombra especialmente la miopía de los medios generalistas en los temas relacionados con la religión: ¿incultura o mala voluntad?

Uno de los aspectos que más influyen en la opinión pública es la manera en que los medios de comunicación reflejan los acontecimientos. Todos los días se generan miles de noticias sobre los más variados temas lo que deja ver que de ninguna forma hay una crisis en las fuentes de la información, como muchas veces se suele pensar. Pero el hecho de que no exista una crisis en cuanto a la materia prima del periodismo no significa que no haya ningún tipo de crisis.

El periodismo, como nos recordó en excelente material afín el semanario Alfa y Omega español en septiembre de 2007 (cfr. No. 557), tenía tradicionalmente una doble función: la de dar las noticias y la de explicarlas. ¿Esto sigue siendo así? Una mirada a buena parte de la prensa mundial parece negar como respuesta.

En el último mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, Benedicto XVI señaló que “hoy, de una manera más marcada, la comunicación parece tener en ocasiones la pretensión no sólo de representar la realidad, sino de determinarla gracias al poder y la fuerza de sugestión que posee. Se constata, por ejemplo, que sobre algunos acontecimientos los medios no se utilizan para una adecuada función de informadores, sino para “crear” los eventos mismos” (cfr. No. 3).

Noticias las hay a diario y por montones. ¿Qué sucede entonces? Partimos de una realidad: hay una saturación de información. El público exige ya no sólo lo novedoso sino lo que verdaderamente capte su atención y eso dependerá también de la manera como le sea presentada.

Los medios de comunicación compiten entre sí y, en su afán por ganarse una exclusiva para hacerse con más auditorio y mantener al que ya tienen, reinventan la información creando eventos que, las más de las veces, en temas puntuales concretos, no coinciden con la realidad. Obviamente, en consecuencia, todo lo anterior les dará más entradas de dinero además de obligarles a buscar.

Ciertamente, como deja entrever Benedicto XVI, no se trata de todo tipo de informaciones sino de algunos acontecimientos en particular. ¿Cuáles?

Como reportaba Alfa y Omega (cfr. No. 557) en el artículo “En clave de conflicto, La Iglesia en España y los medios de comunicación”, la así llamada “información religiosa”, a secas, no interesa pues, si no hay conflicto, no vende. De hecho, el grande número de personas, incluyendo católicos, están mal acostumbrados a distinguir entre dos Iglesias: la que conoce de primera mano y la que le presenta la prensa.

Ratzinger ha experimentado en primera persona, incluso desde antes de su elección como Papa, el ser “objeto mediático” a partir del cual se han creado eventos que acaparan la atención del público en el mundo. ¿La razón? Sencilla. El Papa es la persona más global que existe y en la que media humanidad pone los ojos hora tras hora, día tras día. En otras palabras, el Papa sí vende.

Lo anterior se ha podido comprobar desde el día en que fue elegido sucesor de Juan Pablo II. Mientras la noticia era que había resultado electo, varios periódicos y noticieros vendieron la misma información con otras connotaciones: unos declaraban la llegada de un conservador a la silla de Pedro mientras otros hablaban de la entronización del “Bull dog” de la ortodoxia como cabeza de la Iglesia católica.

La polémica más fastidiosa, por sus repercusiones internacionales, fue la creada por la BBC de Londres a raíz del sacar fuera de contexto un párrafo del discurso que Benedicto XVI pronunció en la universidad de Ratisbona.

Pero no ha sido todo. Cuando el 22 de febrero de 2007 vio la luz la exhortación apostólica Sacramentum Caritatis, varios medios se centraron en destacar sólo dos números de los 97 que contenía el documento y que, ciertamente, no eran los sustanciales.

La reducción se enfocó a tachar al Papa de “dictador” al querer prescribir nuevamente el latín y el canto gregoriano en la liturgia de la Iglesia. Una lectura atenta y detallada del escrito nos indicaba que el Pontífice lo que había hecho fue pedir se valorara el canto gregoriano como canto propio de la liturgia romana (cfr. No. 42), recomendar el uso del latín en celebraciones durante encuentros internacionales (cfr. No. 62) e invitar a los que se preparan para el sacerdocio se iniciasen en el dominio y uso de esa lengua.

El 7 de julio de 2007, tras la aparición del documento Summorum Pontificum que posibilitaba el uso de la liturgia vigente hasta antes de 1970, no fueron pocos los medios de comunicación que tacharon de medievalista y retrógrado a Benedicto XVI al, según ellos, dar pasos atrás en materia litúrgica. Lo extraño fue que en todos los reportes de noticias no se indicaba exactamente por qué esa posibilidad de volver a usar el antiguo rito suponía un retraso y menos aún se explicaba en qué consistía y por qué se había llegado a esa resolución.

A finales de octubre de 2007, representantes del partido socialista español culparon al Vicario de Cristo y a la Conferencia Episcopal de aquel país de encrespar los ánimos de la sociedad española al aceptar la beatificación de 498 mártires de la persecución de la Iglesia en España.

El diario El País se dio a la tarea de acentuar el hecho y difundir las opiniones de la parte acusante pero se le olvidó dedicar al menos un espacio a una distinción que se hizo desde Roma y recalcaron los obispos españoles: los mártires lo habían sido de la persecución religiosa, no de la guerra civil, tema sobre el que se centraban las calumnias y verdadera trama de bifurcaciones.

Por entonces, además, los socialistas promovieron y aprobaron una ley en el reino que sí dividía y encrespaba a la ya polarizada sociedad español. La ley consistía en prohibir todo símbolo franquista y declarar al bloque opositor a la república que fue España como exclusivo victimario.

El 13 de enero de 2008 las calificaciones y cavilaciones se centraron de nuevo en el “conservadurismo” del Papa y sus “retrocesos” al celebrar la misa de espalda a los fieles en el altar de la capilla Sixtina con ocasión de la administración del sacramento del bautismo. Sólo los medios de comunicación católicos agregaron a la nota el porqué del hecho: en ese altar, que data del siglo XVI, no se puede celebrar de otra manera pues está adosado a la pared.

No ha sido todo. Más recientemente, el Papa ha vuelto a ser objeto mediático y “evento” a raíz de la invitación fallida a la universidad de La Sapienza de Roma, una respuesta sobre el infierno a un sacerdote salesiano el pasado 7 de febrero de 2008 en un encuentro con sacerdotes y diáconos de la diócesis de Roma y la modificación de una oración de la liturgia de Semana Santa en la que se pide por los judíos.

En el primer caso, una minutísima parte del alumnado y personal docente de la universidad que se oponían a la visita de Benedicto XVI a la máxima casa de estudios de Roma, se vieron fortalecidos por el protagonismo que les dieron los medios de comunicación al grado de perseverar en su actitud y hacer abdicar al Romano Pontífice de su intención inicial.

En el segundo caso, varios presentadores y articulistas pusieron en oposición las palabras que Juan Pablo II utilizó en su momento para puntualizar la noción de infierno con las que Benedicto XVI usó en su respuesta al religioso salesiano. Efectivamente, eran diversas las palabras con las que definían el mismo concepto, pero se trataba de dos modos distintos de expresar la misma realidad.

En el tercer caso se dieron eco a las declaraciones de rabinos inconformes de que se orase por ellos y de los cuales ni siquiera teníamos noción de que existían además de que periódicos, como el mexicano Reforma, entre otros muchos, calificaron el gesto de poco ecuménico cuando el ecumenismo es exclusivo de las confesiones cristianas.

Lo correcto hubiese sido llamarlo “poco favorecedor del diálogo inter-religioso” aunque, aún así, sería muy parcial dado que primero deberían explicar si efectivamente afectó las relaciones judaísmo-catolicismo y poner en antecedentes de cuáles eran, algo que, para ese diario mexicano en concreto, sería mucho pedir.

Queda claro que la imagen deformada de algunas instituciones y personas no se debe únicamente a los criterios con que se trabaja la información en general y la falta de especialización con que se maneja la religiosa en particular.

Es sintomático que un medio se decante por dar “pan y circo” a una auditorio que se los pide en lugar de buscar transmitir con claridad puntual los acontecimientos y ser así un factor de educación social.

No está vedado el reconocer que buena parte de ello se debe al factor dinero que prima sobre el ético. Con razón Benedicto XVI ha pedido una infoética no sólo para el comunicador, sino también para el que recibe el mensaje y para el mensaje mismo.

Fuente: Forumlibertas

05 marzo 2008

29/08: Cinemanet

ACERCA DE CINEMANET

CinemaNet es una Asociación sin ánimo de lucro dedicada a la promoción de los valores humanos, cívicos, familiares y educativos en el cine. Defiende un “Cine Inteligente”, un cine que vaya más allá del entretenimiento, enriqueciendo a los espectadores y, en definitiva, a la Sociedad.

CinemaNet nace en el año 1996 a partir de una agrupación de aficionados al cine, inicialmente en el seno del Grup d'Entitats Catalanes (GEC) de la Familia y desde el 2003 con entidad jurídica propia, ampliando su campo de actividad desde Cataluña a toda España.

El Presidente de CinemaNet es el director cinematográfico y escritor Lluís Josep Comeron. Los dos Vicepresidentes son el profesor de Historia del Cine de la Universidad de Barcelona y director de Film Historia Josep Maria Caparrós Lera y el crítico cinematográfico y periodista Miguel Fernando Ruiz de Villalobos. El Director General es el periodista, profesor e historiador Daniel Arasa Favà. El Director de Proyectos es Jorge Mira Vallet, Consultor.

www.cinemanet.info


28/08: Evangelización

Ya son 15 años de megamisiones


Con 20.000 localidades visitadas y 47.000 catequistas entrenados, las "megamisiones" son nueva evangelización en marcha.

Sus orígenes se remontan a 1986 cuando se adelantaron a una secta que buscaba ganarse adeptos en un pueblo totalmente católico del suroeste mejicano. Con el buen sabor que sólo deja lo que se hace por los demás, los años siguientes, durante la Semana Santa, continuaron realizando misiones de evangelización en numerosos pueblos de Méjico.

Las experiencias acumuladas, los deseos de crecer y expandirse a otros lugares y personas, precisaron la elaboración de normas y una metodología propia. Fue así como en 1993 nació “Juventud Misionera”.

Para 1994, mil quinientos jóvenes participaron en lo que a partir de entonces comenzó a llamarse “megamisión”. Pero se plantó una semilla más: en ese mismo año no sólo participaron jóvenes sino también 36 familias. Hoy se llaman “Familia Misionera”. Pero la creatividad divina secundada por la buena disposición humana aún tenía algo más que dar.
Misiones Médicas

En 1996 un grupo de médicos de Estados Unidos y México realizaron unas misiones del todo novedosas: las “Misiones Médicas”. ¿La novedad? No únicamente llevar el alivio espiritual sino también el corporal a través una esmerada atención especializada gratuita.

Este año cumplen 15 de existencia. Al día de hoy el campo de acción de Familia y Juventud Misionera y de las Misiones Médicas se extiende a más de 30 países. ¿Cuáles? Estados Unidos, El Salvador, Venezuela, Chile, Colombia, Brasil, Argentina, Cuba, Costa de Marfil, Polonia, Nueva Zelanda, Australia, Rumania, Hungría, Filipinas, Canadá, Belice, Italia, Francia, España, México, Irlanda, Alemania, Bosnia, Islas Bahamas, Líbano, Inglaterra, Austria, Bélgica, Lituania…

¿Y los frutos? Hablan por sí mismos: 20.000 localidades visitadas, 7 millones de hogares donde han predicado el Evangelio, 47 mil catequistas capacitados, 750 misioneros autóctonos de comunidades indígenas, 42,437 consultas médicas, casi 900 intervenciones quirúrgicas gratuitas, 151.930 jóvenes involucrados y 14.350 familias en misiones de Evangelización.

Semana Santa, momento fuerte

¿Cuándo tienen sus misiones? Prácticamente todo el año, pero su momento más fuerte, el que tienen a bien llamar “Megamisión”, es en Semana Santa.

¿Por qué lo hacen? Quizá es más correcto preguntarse por Quién lo hacen, por Cristo. Tienen clara en la mente y en el corazón aquellas palabras dichas con tanto amor por Jesús: “Id por todo el mundo y predicad el Evangelio” (Mc 16, 15). Y como el amor mueve a amar ahí van; como el amor mueve a darse, se entregan; como el amor mueve a no quedarse indiferentes, actúan; como el amor mueve a ser auténticos, obran como discípulos de Cristo obedeciendo.

Juan Pablo II, y ahora también Benedicto XVI, impulsó la tarea de la Nueva Evangelización. Muchos no han dejado caer en saco roto la invitación y aquí está un ejemplo. Pero lo mejor es que nosotros también podemos ser parte de estas Megamisiones. Aún se está a tiempo:
www.demisiones.com

03 marzo 2008

27/08: Eutanasia

EL PAPA CONDENA TODAS LAS FORMAS DE EUTANASIA DIRECTA


CIUDAD DEL VATICANO, 25 FEB 2008 (VIS).-El Santo Padre recibió este mediodía a los participantes en el Congreso Internacional "Junto al enfermo incurable y al moribundo: orientaciones éticas y operativas", promovido por la Pontificia Academia para la Vida con ocasión de su asamblea general, que se celebra estos días en el Vaticano.

El Papa afirmó que "con la muerte se concluye la experiencia terrena, pero a través de la muerte se abre también para cada uno de nosotros, más allá del tiempo, la vida plena y definitiva. (...) Para los creyentes, el encuentro del moribundo con la Fuente de la Vida y del Amor representa un don que tiene un valor para todos, que enriquece la comunión de todos los fieles". En este sentido, subrayó que además de los parientes próximos, toda la comunidad ligada a la persona que muere debería participar en los últimos momentos de su existencia. "Ningún creyente -dijo- debería morir en la soledad y en el abandono".

Tras poner de relieve que toda la sociedad debe "respetar la vida y la dignidad del enfermo grave y del moribundo", el Santo Padre señaló que "aun siendo conscientes de que "no es la ciencia la que redime al hombre", la sociedad entera y en particular los sectores relacionados con la ciencia médica deben expresar la solidaridad del amor, la salvaguardia y el respeto de la vida humana en todos los momentos de su desarrollo terreno, sobre todo cuando padece una enfermedad o se halla en su fase terminal".

"En concreto -continuó-, se trata de asegurar a las personas que tuvieran necesidad el apoyo necesario por medio de terapias e intervenciones médicas adecuadas, administradas según los criterios de la proporcionalidad médica, siempre teniendo en cuenta el deber moral de suministrar (por parte del médico) y de acoger (por parte del paciente) aquellos medios de preservación de la vida que, en la situación concreta, resulten "ordinarios".

El Papa señaló que por lo que concierne a las terapias "con un alto nivel de riesgo o que prudentemente habría que juzgar "extraordinarias", el recurso a ellas es moralmente lícito pero facultativo. Además, es necesario asegurar siempre a cada persona los cuidados necesarios y debidos, aparte del apoyo a las familias más probadas por la enfermedad de uno de sus miembros, sobre todo si es grave o se prolonga".

Al igual que cuando nace un niño los familiares tienen unos derechos específicos para ausentarse del trabajo, del mismo modo, dijo, "deberían reconocerse unos derechos parecidos" a los parientes del enfermo terminal. "Un mayor respeto de la vida humana individual pasa inevitablemente a través de la solidaridad concreta de todos y cada uno, constituyendo uno de los desafíos más urgentes de nuestro tiempo".

Tras constatar que cada vez es más frecuente encontrar en las grandes ciudades a personas ancianas y solas, "también en los momentos de la enfermedad grave y en proximidad de la muerte", el Santo Padre afirmó que "en esas situaciones, se hacen agudas las presiones de la eutanasia, sobre todo cuando se insinúa una visión utilitarista en relación con la persona". En este contexto, recordó una vez más "la firme y constante condena ética de toda forma de eutanasia directa, según la enseñanza tradicional de la Iglesia".

"El esfuerzo de la sociedad civil y de la comunidad de los creyentes debe orientarse a que todos puedan no solo vivir con dignidad y responsablemente, sino también cruzar el momento de la prueba y de la muerte en la mejor condición de fraternidad y solidaridad, también cuando la muerte se da en una familia pobre o en el lecho de un hospital".

El Santo Padre afirmó que la sociedad tiene que "asegurar el debido apoyo a las familias que quieren atender en casa, durante largos períodos, a enfermos afligidos por patologías degenerativas (tumorales o neurodegenerativas) o necesitados de una asistencia particularmente costosa. (...) La colaboración entre la Iglesia y las instituciones puede ser especialmente importante en estos campos para asegurar la ayuda necesaria a la vida humana en el momento de la fragilidad".